martes, 22 de marzo de 2011

Los salarios en el Perú. La sindicalización y la negociación de mejores condiciones.

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¿Por qué son tan bajos los salarios?

Por: Humberto Campodónico (Economista)

Según el INEI, en Lima Metropolitana una persona está adecuadamente empleada si gana 745 soles al mes o más y está subempleada si gana menos de esa cantidad. ¿Cuál es la proporción entre ambas? Pues que de los 4.3 millones de la PEA ocupada de Lima, el 56.6% está adecuadamente empleado y el 43.4% está subempleado. Por tanto, una gran cantidad está subempleada, ¿no es cierto?

Esta línea divisoria tiene una fuerte dosis de arbitrariedad porque si se considerara adecuadamente empleados a los que ganan, por ejemplo, más de 1,000 soles al mes, esa cantidad disminuiría y aumentaría la cantidad de subempleados.

La cuestión de fondo es que los salarios de los limeños son sumamente bajos.

Esto lo corrobora el ingreso familiar promedio de Lima, que fue de S/. 1,141/mes en diciembre del 2010. Ojo, el “ingreso familiar promedio” se refiere al ingreso de por lo menos dos personas del hogar, lo que es diferente del ingreso personal de 745 soles.

Esta cantidad también es baja. Dice Ipsos-Apoyo que el Nivel Socio-Económico E (el más bajo) tiene un ingreso familiar promedio de S/. 730/mes y que necesitaría ganar S/. 1,350/mes para vivir. Y en el nivel D el ingreso familiar promedio es de S/. 1,030 por mes y necesitarían S/. 1,640 para vivir.

La pregunta es, entonces, ¿por qué los salarios son tan bajos? ¿Acaso la productividad de las empresas se ha estancado y eso “no da” para subir los salarios? Pues no. Dice el Marco Macroeconómico 2009-2011 del MEF (1) que la productividad aumentó de 100 a 128 del 2001 al 2007, al mismo tiempo que bajó el Costo Laboral Unitario de 100 a 78. Y esa tendencia se ha mantenido hasta hoy.

O sea que hay margen para el aumento de los bajos salarios (en Lima y en el Perú) y eso no causaría inflación porque la productividad ha aumentado.

Entonces, ¿por qué no aumentan? Una razón central es la caída de la participación sindical y, por tanto, de la capacidad de negociación salarial, como consecuencia de la legislación fujimorista, lo que se mantiene hasta hoy.

En efecto, los asalariados privados han venido aumentando, pero la cantidad de sindicalizados se ha mantenido estable, con lo cual la tasa de sindicalización ha disminuido del ya bajo 8.5% hasta la pequeñísima cifra de 4.5% en la actualidad (ver gráfico).

Por tanto, una de las vías de solución a los bajos salarios pasa por fortalecer los sindicatos. Eso mismo dice Paul Krugman en EEUU, donde en Wisconsin está en marcha una ofensiva de la derecha económica para liquidarlos:

“Si queremos una sociedad donde la prosperidad se comparta, la educación no es la (única) salida: tenemos que construir esa sociedad directamente. Debemos restaurar el poder de negociación que los sindicatos han perdido en los últimos 30 años, para que los trabajadores así como las superestrellas tengan el poder para negociar buenos salarios” (New York Times, 6/03/2011).

El problema, por tanto, no es la rigidez salarial de los “sobrecostos laborales” ni “liquidar el poder de las cúpulas sindicales” como propone la derecha económica, desde Alianza por el Gran Cambio de PPK hasta la Alianza Fujimorista. La cosa es al revés: habrá mejores salarios cuando haya más sindicatos.

(1) Ver “Los ratones del salario mínimo”, www.cristaldemira.com, 16/01/2009.

Fuente: Diario La República (Perú). Lun, 21/03/2011.

sábado, 12 de marzo de 2011

Crisis de la economía japonesa pre y post Tsunami.

El tsunami llegará a la economía japonesa

Japón recién estaba consiguiendo sobrellevar los efectos de la crisis financiera internacional de 2008 cuando se produjo la catástrofe. El impacto internacional sería limitado, aunque algunos sectores, como el de seguros, lo sufrirán con intensidad.

Por: Cristian Carrillo

El desastre natural que sufrió ayer Japón traerá para ese país un desequilibrio económico de magnitud equivalente, con impactos variados para los mercados internacionales. Las pérdidas económicas hasta el momento son incalculables, pero puede tomarse como parámetro la reconstrucción que encaró el país tras el terremoto de 1995 –de menor magnitud que el de ayer–, que demandó 100 mil millones de dólares. A esto se suma la situación previa de deflación y alto endeudamiento del gobierno nipón, que hará todavía más difícil su recuperación. A nivel mundial los primeros efectos pudieron sentirse en el precio del petróleo, que se ubicó por primera vez en varias semanas por debajo de los 100 dólares el barril. Esto se debe a que Japón es el tercer consumidor de combustibles del mundo, detrás de China y Estados Unidos. En las Bolsas mundiales los papeles más afectados fueron los vinculados con firmas aseguradoras, ante las primeras especulacones sobre los desembolsos que deberán afrontar por los daños. En Argentina no se espera una repercusión negativa directa. Incluso podría beneficiarse de la exportación de alimentos durante el lapso que lleve la reconstrucción.

Japón aporta más del 8 por ciento al producto interno bruto mundial, con lo que se mantuvo durante una década como la segunda economía más grande del planeta. Recién el año pasado fue desplazada por China. Es además la segunda economía más poderosa en términos de tecnología, después de Estados Unidos. Sin embargo, la crisis financiera internacional de 2008 inició una etapa recesiva en el país, siendo uno de los desarrollados más afectados por la caída de las inversiones y la demanda mundial de sus exportaciones. Esto último hizo peligrar su superávit comercial. Para salir de esa situación anunció en abril de 2009 un plan trienal de estímulo por 150 mil millones de dólares. Las últimas cifras difundidas daban cuenta de que esa crisis comenzaba a quedar a atrás.

El terremoto de ayer arrasó con todo. “Es un episodio catastrófico tanto desde lo humano como desde lo material. La destrucción de riqueza que produjo este hecho es inmensurable. Esto plantea una dura paradoja, dado que en términos de flujo del producto interno bruto Japón mostrará un alto nivel de crecimiento, pero sólo estará recomponiendo stock”, explicó a Página/12 el economista José Siaba Serrate. El analista especuló con que la recuperación será mucho más costosa que la encarada luego del terremoto de 1995, a lo que se suman las difíciles condiciones previas a este último desastre. “El alto endeudamiento es uno de los principales problemas que tiene Japón, debido a que mucho de lo que se destruyó era colateral (garantía) de parte de la deuda estatal y privada”, agregó Siaba Serrate.

Por ejemplo, desde viviendas hipotecadas hasta empresas que perdieron sus instalaciones pero conservan las obligaciones crediticias. Seguramente el Estado se deberá hacer cargo de saldar esos compromisos. La deuda nipona equivale a dos veces su producto interno bruto (aproximadamente 4,5 billones de dólares).

El impacto internacional también es difícil de determinar. “La situación abre un abanico de efectos, dependiendo del sector de que se trate”, opinó el especialista. “Esto es seguramente lo peor que le pudo pasar a Japón en el peor momento económico”, publicó en su sitio web el economista Nouriel Roubini, de la Escuela de Negocios Stern de Nueva York, famoso por haber pronosticado la crisis financiera de 2008. “Cuando hay un shock como este tiende a producir un debilitamiento de la actividad económica en el corto plazo”, agregó. Por ejemplo, desde el lado de la oferta, el sector automotor podría verse sacudido. Toyota, la automotriz número uno del mundo, tuvo que cerrar sus plantas de producción por daños en varias de ellas. Una situación similar sucede con Nissan y Honda. Japón también es uno de los líderes en el sector tecnológico. Sony cerró sus centros de ensamblaje. Por el lado de las demanda, la industria japonesa es sumamente dependiente de las importaciones de materias primas y combustibles. Además, importa el 60 por ciento de los alimentos que consume su población.

La primera repercusión internacional vino por el canal de la demanda. El precio del petróleo se retrotrajo en Nueva York a 99,36 dólares el barril de crudo WTI. Es la primera vez que evidencia una caída tan marcada y además se ubica por debajo de los 100 dólares luego de varias semanas de alzas producto de la inestabilidad política en Medio Oriente. La caída en el combustible estuvo vinculada con una menor demanda esperada, dado el peso de las compras niponas a nivel mundial. Se prevé que la recuperación de su parque automotor lleve algunos años, lo que derivará en un menor consumo de combustible en el corto plazo. En el sector financiero los índices accionarios de las principales plazas bursátiles evidenciaron caídas leves, aunque se desplomaron los activos del sector asegurador. Papeles de las compañías de seguros en todo el mundo sufrieron recortes en cotizaciones de entre 2,5 y 7 por ciento. De todos modos, Wall Street subió 0,5 por ciento y la Bolsa de Buenos Aires bajó apenas 0,07 por ciento, mientras que el dólar siguió sin cambios a 4,06 pesos.

Por el lado comercial, Argentina, Brasil y Perú son los principales referentes de Japón en la región. En particular, la Argentina le exporta concentrados de cobre, aluminio, granos, camarones y langostinos y mosto de uva concentrado, entre otros. Por su parte, de Japón se importan principalmente automóviles y autopartes, medicamentos y mecanismos de impresoras láser. Ese comercio bilateral arrojó el año pasado un déficit para la Argentina de 379 millones de dólares. El país importó de Japón 1191 millones de dólares y exportó 813 millones, en su mayoría (61 por ciento) en productos primarios.

Fuente: Diario Página 12 (Argentina). Sábado, 12 de marzo de 2011.