Guerra de divisas (I)
Por: Guillermo Giacosa (Periodista)
Immanuel Wallerstein es uno de esos críticos de la realidad cuya presencia es imprescindible. Acaba de publicar, en La Jornada de México, un artículo sobre la guerra de divisas. Comienza afirmando que “las divisas son un problema económico muy particular. Porque las divisas son la verdadera relación donde unos ganan y otros pierden. Sean cuales sean los méritos de la revaluación o devaluación de una divisa, estos méritos son ganancias solo si otros pierden. No puede todo mundo devaluar al mismo tiempo. Es imposible lógicamente y por tanto carece de sentido político. La situación mundial es conocida. Hemos estado viviendo en un mundo donde el dólar estadounidense es la divisa mundial de reserva. Esto le ha dado a EE.UU. un privilegio que ningún otro país tiene. Puede imprimir su divisa a voluntad, siempre que piense que al hacerlo resuelve algún problema económico inmediato. Ningún otro país puede hacer esto, o más bien dicho, ningún otro país puede hacerlo sin penalización mientras el dólar se mantenga como la divisa de reserva aceptada. Es también sabido que el dólar ha estado perdiendo su valor en relación con otras divisas. Pese a las fluctuaciones, la curva ha sido descendente tal vez durante 30 años, por lo menos. China, Corea y Japón tienen políticas relativas a las divisas que otros países critican y que merece la atención en los medios. Sin embargo, para ser justos, en este momento no es fácil establecer la política más sabia, aun desde la perspectiva egoísta de cada país”.
Continúa Wallerstein: “Creo que el asunto subyacente es más simple que las enredadas explicaciones de los analistas. Comienzo con unos supuestos. El estatus del dólar como divisa de reserva del sistema-mundo es la última ventaja importante con que cuenta hoy los EE.UU. Es por tanto comprensible que ese país hará lo que pueda para mantener esa ventaja. Para hacerlo requiere de la voluntad de otros países no solo para que usen el dólar como modo de calcular las transferencias, sino como algo en lo cual invertir sus excedentes, particularmente en bonos del Tesoro”.
El autor agrega: “No obstante, la tasa de cambio del dólar ha ido deslizándose constantemente. Esto significa que tales excedentes invertidos en bonos del tesoro valen menos conforme pasa el tiempo. Llega un punto en que las ventajas de tal inversión –siendo la principal ventaja el sostener la capacidad de las empresas estadounidenses y los consumidores individuales para pagar por sus importaciones– serán menores que la pérdida del valor real de las inversiones en bonos del Tesoro. Ambas curvas se mueven en direcciones opuestas. El problema es uno que está presente en cualquier situación de mercado. Si el valor de unas acciones está cayendo, los dueños querrán deshacerse de ellas antes de que caigan muy bajo”.
Fuente: Diario Perú 21. Jue. 11 nov '10.
Por: Guillermo Giacosa (Periodista)
Immanuel Wallerstein es uno de esos críticos de la realidad cuya presencia es imprescindible. Acaba de publicar, en La Jornada de México, un artículo sobre la guerra de divisas. Comienza afirmando que “las divisas son un problema económico muy particular. Porque las divisas son la verdadera relación donde unos ganan y otros pierden. Sean cuales sean los méritos de la revaluación o devaluación de una divisa, estos méritos son ganancias solo si otros pierden. No puede todo mundo devaluar al mismo tiempo. Es imposible lógicamente y por tanto carece de sentido político. La situación mundial es conocida. Hemos estado viviendo en un mundo donde el dólar estadounidense es la divisa mundial de reserva. Esto le ha dado a EE.UU. un privilegio que ningún otro país tiene. Puede imprimir su divisa a voluntad, siempre que piense que al hacerlo resuelve algún problema económico inmediato. Ningún otro país puede hacer esto, o más bien dicho, ningún otro país puede hacerlo sin penalización mientras el dólar se mantenga como la divisa de reserva aceptada. Es también sabido que el dólar ha estado perdiendo su valor en relación con otras divisas. Pese a las fluctuaciones, la curva ha sido descendente tal vez durante 30 años, por lo menos. China, Corea y Japón tienen políticas relativas a las divisas que otros países critican y que merece la atención en los medios. Sin embargo, para ser justos, en este momento no es fácil establecer la política más sabia, aun desde la perspectiva egoísta de cada país”.
Continúa Wallerstein: “Creo que el asunto subyacente es más simple que las enredadas explicaciones de los analistas. Comienzo con unos supuestos. El estatus del dólar como divisa de reserva del sistema-mundo es la última ventaja importante con que cuenta hoy los EE.UU. Es por tanto comprensible que ese país hará lo que pueda para mantener esa ventaja. Para hacerlo requiere de la voluntad de otros países no solo para que usen el dólar como modo de calcular las transferencias, sino como algo en lo cual invertir sus excedentes, particularmente en bonos del Tesoro”.
El autor agrega: “No obstante, la tasa de cambio del dólar ha ido deslizándose constantemente. Esto significa que tales excedentes invertidos en bonos del tesoro valen menos conforme pasa el tiempo. Llega un punto en que las ventajas de tal inversión –siendo la principal ventaja el sostener la capacidad de las empresas estadounidenses y los consumidores individuales para pagar por sus importaciones– serán menores que la pérdida del valor real de las inversiones en bonos del Tesoro. Ambas curvas se mueven en direcciones opuestas. El problema es uno que está presente en cualquier situación de mercado. Si el valor de unas acciones está cayendo, los dueños querrán deshacerse de ellas antes de que caigan muy bajo”.
Fuente: Diario Perú 21. Jue. 11 nov '10.
.
Recomendado:
No hay comentarios:
Publicar un comentario