miércoles, 29 de junio de 2011

La estrategia de desarrollo de una Economía Nacional de Mercado. Propuesta de autodeterminación nacional en el manejo de la política macroeconómica: monetaria, cambiaria y fiscal.

Lo nacional en la concepción económica del nuevo Perú

Por: Félix Jiménez. Economista Ph. D. Profesor de la PUCP.

La reciente elección presidencial ha mostrado de manera descarnada la existencia de una fractura que persiste desde la fundación de la república. Somos dos países confrontados, poco integrados, que responden a un solo Estado pero no constituyen una sola Nación.

Con esta fractura que las elites empresariales y políticas que usufructuaron del poder reprodujeron en el tiempo hemos llegado a la globalización neoliberal. Nuestra mayor integración al resto del mundo ha evidenciado la profundidad de esa fractura histórica, porque la manera de crecer y acumular capital de los últimos años no ha integrado al Perú de la sierra y de la selva, no ha sido socialmente inclusivo y no ha aumentado notoriamente el nivel de vida de este lado del Perú. Su efecto directo ha sido entonces el debilitamiento de la democracia, el incremento de los conflictos sociales azuzados, además, por la política del perro del hortelano.

La globalización ha impuesto, por otro lado, la subordinación de las prioridades de inclusión e integración social, con lo cual se reproduce la heterogeneidad estructural –económica, social y política– que impide culminar la construcción de la Nación.

El papel articulador e integrador de la economía nacional de mercado

La síntesis social peruana –decía Basadre– no se ha realizado aún. “El Perú sigue siendo una serie de compartimentos estancos, de estratos superpuestos o coincidentes, con solución de continuidad. Por todo ello, el nacionalismo, que en otras partes no es necesario o, fatalmente, está superado, urge aquí. En otras partes, el nacionalismo es algo destructor; aquí debe ser constructor.

Constructor de conciencia y constructor de soluciones. En otras partes es ofensivo; aquí necesita ser defensivo. Defensivo contra el ausentismo y defensivo contra la presión extranjera, de absorción material o mental” (véase Perú: problema y posibilidad, Lima 1984, p. 6).

La estrategia de desarrollo de una Economía Nacional de Mercado constituye el sustrato económico del concepto de Nación o comunidad política territorializada. No hemos culminado la construcción de la Nación a pesar de tener cerca de dos siglos de vida republicana, porque hemos descuidado el desarrollo de mercados a lo largo y ancho del país. Por eso tenemos poblaciones rurales y nativas excluidas de la modernidad. Si algo de bueno tiene el neoliberalismo en nuestro país es haber revelado la existencia y la fuerza de estos peruanos olvidados que le han dado el triunfo a Ollanta Humala, es decir, a la opción de un cambio que prioriza el interés nacional. Los tres ejes de política (no los únicos) para desarrollar la economía nacional de mercado son: infraestructura para conectar la economía con la geografía y demografía del país; financiamiento competitivo basado en el mercado de capitales en moneda nacional; y revolución educativa e inversión en ciencia y tecnología. La creación y expansión de los mercados internos es la base para la construcción de una verdadera comunidad política territorializada e integrada social y políticamente.

Autodeterminación nacional y globalización

En el Perú el carácter nacional de la economía de mercado se debe no solo a su papel integrador, necesario para la culminación de la construcción de la Nación. Lo nacional en el desarrollo de esta economía es también una reacción de autodeterminación frente a la presión de la globalización. La pregunta que debemos responder, entonces, es ¿cómo mantener una economía abierta priorizando los intereses nacionales?

Keynes, refiriéndose a Inglaterra de 1933, decía que “el internacionalismo económico que comprende la libre movilidad de capitales y de los fondos prestables, así como de las mercancías, puede condenar a este país por una generación venidera a un grado mucho más bajo de prosperidad material que el que pudiera alcanzarse bajo un sistema diferente”. Llamaba la atención así al dilema entre la administración autónoma de la tasa de interés por la autoridad monetaria y la libre movilidad internacional de capitales. Como la libre movilidad supone la igualación de las tasas de interés domésticas e internacionales, él proponía imponer controles al movimiento de capitales para que la autoridad monetaria tenga soberanía sobre la tasa de interés.

Keynes no fue el único que proponía restricciones al movimiento de capitales. Lo hicieron también Tobin y más recientemente, en el contexto de la globalización actual, P. Davidson, J. Kregel, D. Rodrik y J. Stiglitz, para mencionar solo a los más conocidos. Lo que todos destacan es la imposibilidad de lograr simultáneamente la autodeterminación nacional y la globalización económica. Rodrik adiciona el fortalecimiento de la democracia como objetivo imposible de cumplir junto a la globalización económica.

Para Tobin (1978), “las economías nacionales y los gobiernos nacionales no son capaces de adaptarse a los movimientos masivos de fondos a través de los mercados de divisas, sin las dificultades reales y sin sacrificio significativo de los objetivos de la política económica nacional en materia de empleo, producción e inflación. En concreto, decía, la movilidad del capital financiero limita las diferencias viables entre las tasas de interés nacionales y por lo tanto restringe severamente la capacidad del banco central y el gobierno para aplicar políticas monetarias y fiscales apropiadas para sus economías internas”.

El interés nacional en la economía significa entonces desalentar los flujos especulativos de capital de corto plazo, cuya intensidad y volatilidad podría “amenazar seriamente el desempeño macroeconómico del país, especialmente mediante la reducción de la autonomía de la política monetaria”. Pero, además, como también señala Tobin, mediante su impacto negativo sobre el tipo de cambio, cuyas fluctuaciones producen alteraciones en los precios relativos y afectan la competitividad de las exportaciones.

Conclusión

La economía nacional de mercado es no solo una estrategia de construcción de la Nación sino también una propuesta de autodeterminación nacional en el manejo de la política macroeconómica: monetaria, cambiaria y fiscal.

Fuente: Diario La República (Perú). 2011 / 06 / 26.

martes, 22 de marzo de 2011

Los salarios en el Perú. La sindicalización y la negociación de mejores condiciones.

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¿Por qué son tan bajos los salarios?

Por: Humberto Campodónico (Economista)

Según el INEI, en Lima Metropolitana una persona está adecuadamente empleada si gana 745 soles al mes o más y está subempleada si gana menos de esa cantidad. ¿Cuál es la proporción entre ambas? Pues que de los 4.3 millones de la PEA ocupada de Lima, el 56.6% está adecuadamente empleado y el 43.4% está subempleado. Por tanto, una gran cantidad está subempleada, ¿no es cierto?

Esta línea divisoria tiene una fuerte dosis de arbitrariedad porque si se considerara adecuadamente empleados a los que ganan, por ejemplo, más de 1,000 soles al mes, esa cantidad disminuiría y aumentaría la cantidad de subempleados.

La cuestión de fondo es que los salarios de los limeños son sumamente bajos.

Esto lo corrobora el ingreso familiar promedio de Lima, que fue de S/. 1,141/mes en diciembre del 2010. Ojo, el “ingreso familiar promedio” se refiere al ingreso de por lo menos dos personas del hogar, lo que es diferente del ingreso personal de 745 soles.

Esta cantidad también es baja. Dice Ipsos-Apoyo que el Nivel Socio-Económico E (el más bajo) tiene un ingreso familiar promedio de S/. 730/mes y que necesitaría ganar S/. 1,350/mes para vivir. Y en el nivel D el ingreso familiar promedio es de S/. 1,030 por mes y necesitarían S/. 1,640 para vivir.

La pregunta es, entonces, ¿por qué los salarios son tan bajos? ¿Acaso la productividad de las empresas se ha estancado y eso “no da” para subir los salarios? Pues no. Dice el Marco Macroeconómico 2009-2011 del MEF (1) que la productividad aumentó de 100 a 128 del 2001 al 2007, al mismo tiempo que bajó el Costo Laboral Unitario de 100 a 78. Y esa tendencia se ha mantenido hasta hoy.

O sea que hay margen para el aumento de los bajos salarios (en Lima y en el Perú) y eso no causaría inflación porque la productividad ha aumentado.

Entonces, ¿por qué no aumentan? Una razón central es la caída de la participación sindical y, por tanto, de la capacidad de negociación salarial, como consecuencia de la legislación fujimorista, lo que se mantiene hasta hoy.

En efecto, los asalariados privados han venido aumentando, pero la cantidad de sindicalizados se ha mantenido estable, con lo cual la tasa de sindicalización ha disminuido del ya bajo 8.5% hasta la pequeñísima cifra de 4.5% en la actualidad (ver gráfico).

Por tanto, una de las vías de solución a los bajos salarios pasa por fortalecer los sindicatos. Eso mismo dice Paul Krugman en EEUU, donde en Wisconsin está en marcha una ofensiva de la derecha económica para liquidarlos:

“Si queremos una sociedad donde la prosperidad se comparta, la educación no es la (única) salida: tenemos que construir esa sociedad directamente. Debemos restaurar el poder de negociación que los sindicatos han perdido en los últimos 30 años, para que los trabajadores así como las superestrellas tengan el poder para negociar buenos salarios” (New York Times, 6/03/2011).

El problema, por tanto, no es la rigidez salarial de los “sobrecostos laborales” ni “liquidar el poder de las cúpulas sindicales” como propone la derecha económica, desde Alianza por el Gran Cambio de PPK hasta la Alianza Fujimorista. La cosa es al revés: habrá mejores salarios cuando haya más sindicatos.

(1) Ver “Los ratones del salario mínimo”, www.cristaldemira.com, 16/01/2009.

Fuente: Diario La República (Perú). Lun, 21/03/2011.

sábado, 12 de marzo de 2011

Crisis de la economía japonesa pre y post Tsunami.

El tsunami llegará a la economía japonesa

Japón recién estaba consiguiendo sobrellevar los efectos de la crisis financiera internacional de 2008 cuando se produjo la catástrofe. El impacto internacional sería limitado, aunque algunos sectores, como el de seguros, lo sufrirán con intensidad.

Por: Cristian Carrillo

El desastre natural que sufrió ayer Japón traerá para ese país un desequilibrio económico de magnitud equivalente, con impactos variados para los mercados internacionales. Las pérdidas económicas hasta el momento son incalculables, pero puede tomarse como parámetro la reconstrucción que encaró el país tras el terremoto de 1995 –de menor magnitud que el de ayer–, que demandó 100 mil millones de dólares. A esto se suma la situación previa de deflación y alto endeudamiento del gobierno nipón, que hará todavía más difícil su recuperación. A nivel mundial los primeros efectos pudieron sentirse en el precio del petróleo, que se ubicó por primera vez en varias semanas por debajo de los 100 dólares el barril. Esto se debe a que Japón es el tercer consumidor de combustibles del mundo, detrás de China y Estados Unidos. En las Bolsas mundiales los papeles más afectados fueron los vinculados con firmas aseguradoras, ante las primeras especulacones sobre los desembolsos que deberán afrontar por los daños. En Argentina no se espera una repercusión negativa directa. Incluso podría beneficiarse de la exportación de alimentos durante el lapso que lleve la reconstrucción.

Japón aporta más del 8 por ciento al producto interno bruto mundial, con lo que se mantuvo durante una década como la segunda economía más grande del planeta. Recién el año pasado fue desplazada por China. Es además la segunda economía más poderosa en términos de tecnología, después de Estados Unidos. Sin embargo, la crisis financiera internacional de 2008 inició una etapa recesiva en el país, siendo uno de los desarrollados más afectados por la caída de las inversiones y la demanda mundial de sus exportaciones. Esto último hizo peligrar su superávit comercial. Para salir de esa situación anunció en abril de 2009 un plan trienal de estímulo por 150 mil millones de dólares. Las últimas cifras difundidas daban cuenta de que esa crisis comenzaba a quedar a atrás.

El terremoto de ayer arrasó con todo. “Es un episodio catastrófico tanto desde lo humano como desde lo material. La destrucción de riqueza que produjo este hecho es inmensurable. Esto plantea una dura paradoja, dado que en términos de flujo del producto interno bruto Japón mostrará un alto nivel de crecimiento, pero sólo estará recomponiendo stock”, explicó a Página/12 el economista José Siaba Serrate. El analista especuló con que la recuperación será mucho más costosa que la encarada luego del terremoto de 1995, a lo que se suman las difíciles condiciones previas a este último desastre. “El alto endeudamiento es uno de los principales problemas que tiene Japón, debido a que mucho de lo que se destruyó era colateral (garantía) de parte de la deuda estatal y privada”, agregó Siaba Serrate.

Por ejemplo, desde viviendas hipotecadas hasta empresas que perdieron sus instalaciones pero conservan las obligaciones crediticias. Seguramente el Estado se deberá hacer cargo de saldar esos compromisos. La deuda nipona equivale a dos veces su producto interno bruto (aproximadamente 4,5 billones de dólares).

El impacto internacional también es difícil de determinar. “La situación abre un abanico de efectos, dependiendo del sector de que se trate”, opinó el especialista. “Esto es seguramente lo peor que le pudo pasar a Japón en el peor momento económico”, publicó en su sitio web el economista Nouriel Roubini, de la Escuela de Negocios Stern de Nueva York, famoso por haber pronosticado la crisis financiera de 2008. “Cuando hay un shock como este tiende a producir un debilitamiento de la actividad económica en el corto plazo”, agregó. Por ejemplo, desde el lado de la oferta, el sector automotor podría verse sacudido. Toyota, la automotriz número uno del mundo, tuvo que cerrar sus plantas de producción por daños en varias de ellas. Una situación similar sucede con Nissan y Honda. Japón también es uno de los líderes en el sector tecnológico. Sony cerró sus centros de ensamblaje. Por el lado de las demanda, la industria japonesa es sumamente dependiente de las importaciones de materias primas y combustibles. Además, importa el 60 por ciento de los alimentos que consume su población.

La primera repercusión internacional vino por el canal de la demanda. El precio del petróleo se retrotrajo en Nueva York a 99,36 dólares el barril de crudo WTI. Es la primera vez que evidencia una caída tan marcada y además se ubica por debajo de los 100 dólares luego de varias semanas de alzas producto de la inestabilidad política en Medio Oriente. La caída en el combustible estuvo vinculada con una menor demanda esperada, dado el peso de las compras niponas a nivel mundial. Se prevé que la recuperación de su parque automotor lleve algunos años, lo que derivará en un menor consumo de combustible en el corto plazo. En el sector financiero los índices accionarios de las principales plazas bursátiles evidenciaron caídas leves, aunque se desplomaron los activos del sector asegurador. Papeles de las compañías de seguros en todo el mundo sufrieron recortes en cotizaciones de entre 2,5 y 7 por ciento. De todos modos, Wall Street subió 0,5 por ciento y la Bolsa de Buenos Aires bajó apenas 0,07 por ciento, mientras que el dólar siguió sin cambios a 4,06 pesos.

Por el lado comercial, Argentina, Brasil y Perú son los principales referentes de Japón en la región. En particular, la Argentina le exporta concentrados de cobre, aluminio, granos, camarones y langostinos y mosto de uva concentrado, entre otros. Por su parte, de Japón se importan principalmente automóviles y autopartes, medicamentos y mecanismos de impresoras láser. Ese comercio bilateral arrojó el año pasado un déficit para la Argentina de 379 millones de dólares. El país importó de Japón 1191 millones de dólares y exportó 813 millones, en su mayoría (61 por ciento) en productos primarios.

Fuente: Diario Página 12 (Argentina). Sábado, 12 de marzo de 2011.

jueves, 3 de febrero de 2011

Empresas mineras, intereses estratégicos nacionales y "aliados influyentes en el gobierno". Wikileaks y el poder económico en el Perú.

WikiLeaks: Poder económico influencia al poder económico

Por: Humberto Campodónico (Economista)

Los documentos enviados en el 2005 por la Embajada de EEUU en Lima a Washington –acerca de una reunión entre los embajadores de EEUU, Reino Unido y funcionarios de las embajadas de Canadá, Suiza y Sudáfrica, con los representantes de las empresas mineras de esos países que operan en el Perú– tienen una importancia crucial pues revelan la trama secreta de las relaciones entre el poder económico internacional (las transnacionales) y el poder político de sus países (los embajadores).

Un tercer actor es el gobierno peruano, pues hacia él se dirigirán las “presiones” que se discuten en la reunión, en este caso con la ventaja de contar con “un aliado influyente en el gobierno”: Pedro Pablo Kuczynski. Desde nuestro punto de vista otros funcionarios toledistas –que no necesariamente tienen pasaporte gringo– también fueron muy buenos “aliados influyentes”.

Un cuarto actor es la sociedad civil, a través de las ONG, internacionales (Oxfam, Amigos de la Tierra) y peruanas, los partidos políticos (Patria Roja), los sindicatos (SUTEP) y las rondas campesinas (1). Es importante notar que para las empresas mineras “siempre los problemas vienen de afuera”; los campesinos son azuzados por “los políticos”; existen intereses del narcotráfico (cultivadores de opio) para que no haya actividad minera, etc.

Los “wikileaks” hacen explícito lo obvio: las embajadas defienden sus intereses nacionales. Por tanto, desnudan ante los ciudadanos de a pie que el capital “sí tiene patria” y que siguen existiendo “intereses estratégicos nacionales”, lo que quieren ocultar quienes plantean que “salvo la inversión, todo es ilusión”: por eso, ésta puede venir de donde sea y donde quiera, con todos los beneficios que le dan los “contratos-ley” blindados por la Constitución de 1993.

Si bien los embajadores le dan el apoyo general a sus empresas, tampoco se tragan todo lo que les cuentan: piden los nombres de los “malos profesores” y dicen que, ya antes, los empresarios les han dicho “de manera poco convincente que los narcotraficantes están detrás de la oposición a las actividades mineras, en un esfuerzo por conseguir nuestra ayuda”. Ojo, pestaña y ceja.

Pero la verdad monda y lironda es que existe documentación fehaciente sobre las agresiones policiales en Majaz, detrás de las cuales estuvieron funcionarios de Monterrico Metals (MM, antes que la vendieran a la china Zijin). Recordemos que el ex Embajador del Reino Unido Richard Ralph fue Presidente Ejecutivo de MM en el 2006 y 2007 (El Embajador y las malas prácticas, www.cristaldemira.com, 17/11/08). También, que la Asamblea de Accionistas de Newmont en EEUU se autocriticó sobre la actuación de Yanacocha en Cerro Quilish en el 2004.

¿Qué nuevas reuniones se estarán llevando a cabo hoy? ¿No habrá un nuevo “wikileak” que nos cuente por qué se demora tanto la renegociación para que el Lote 88 de Camisea se destine íntegramente al mercado interno?

¿Acaso los embajadores de las empresas que conforman Perú LNG (EEUU por Hunt Oil, empresa de la cual, una vez más, PPK fue asesor entre su entrada y salida de los ministerios, bajo Toledo; España, por Repsol, Corea por SK y Japón por Marubeni) habrán hablado con el Presidente de Perupetro (o alguien más arriba) para que se acepte la inadmisible prórroga de 60 días adicionales?

Puede ser que algún día lo sepamos. Pero no queda duda que el poder económico influencia al poder político mediante negociaciones secretas inadmisibles, pero que el gobierno acepta. En el Perú ese poder económico quiere perpetuar la permanencia de las industrias extractivas y del modelo primario exportador. No debemos permitirlo.

(1) No uso mi columna para fines personales, pero en este caso no puedo dejar de mencionar que estos temas son ampliamente abordados en el libro de Francisco Durand y este columnista: “Poder Empresarial y Sociedad Civil en Sudamérica, Entre el diálogo y el enfrentamiento”, ALOP, Cedal, DESCO, Oxfam, Lima, 2010.

Fuente: Diario La República (Perú). Mié, 02/02/2011.

domingo, 23 de enero de 2011

Modalidades del Capitalismo: Oligárquico, Gerencial o de Grandes Empresas, de Estado y de Emprendedores.

¿Capitalismo oligárquico y transnacional?

Por: Germán Alarco Tosoni. Investigador CENTRUM Católica

La discusión sobre la naturaleza del capitalismo peruano no es trivial, menos aún en esta coyuntura. Las particularidades del modo de producción son útiles para explicar su forma de operación, sus márgenes de maniobra y las posibilidades de reacción ante señales económicas. Existen diferentes tipos de capitalismo. En esta oportunidad utilizamos la taxonomía de los profesores estadounidenses Baumol, Litan y Schramm, quienes publicaron en el 2007 un libro sobre el capitalismo bueno y malo, en el que distinguen cuatro modalidades principales: el oligárquico, el gerencial o dominado por grandes empresas, de Estado y de emprendedores. En un país cualquiera coexisten los diferentes modelos, aunque la predominancia de uno sobre otro explicaría por qué el capitalismo es más o menos dinámico e irradiaría beneficios a núcleos importantes de la población.

Modalidades empresariales

El capitalismo oligárquico existe cuando el poder y el dinero están muy concentrados en unas cuantas personas, sean estas nacionales o extranjeras. Es la peor forma de capitalismo, ya que estos maximizan exclusivamente sus ingresos y riquezas, agravando la desigualdad y contribuyendo marginalmente al crecimiento. El capitalismo dirigido por el Estado –dicen los autores– puede ser exitoso, como ocurrió en los países asiáticos, pero enfrenta riesgos en las limitadas capacidades de los funcionarios públicos. El capitalismo de las grandes empresas también ha sido positivo, pero estas son reacias a tomar riesgos, a innovar y a invertir creando nuevas oportunidades de negocios. En cambio, el capitalismo emprendedor está compuesto por emprendedores radicales o muchas valiosas empresas que generan y son motores del crecimiento.

Estructura nacional

El elemento básico de la clasificación anterior es la estructura de propiedad que implica una dinámica y un comportamiento particulares. Campodónico (2010), a partir de la clasificación de Fitzgerald, muestra que la participación del capital extranjero como porcentaje en la generación del PBI representó el 10% en 1950, 22% al inicio del Gobierno Militar en 1968 y 28% en el 2000. Con información del Perú Top 10,000 Companies (2010) esta ascendería a 30.6% del PBI durante el 2008, aunque en el 2007 fue equivalente al 34.5% del PBI. La mayor presencia del capital extranjero tiene como contrapartida una menor presencia del capital nacional que redujo su participación del 43% del PBI en 1950 a menos del 28% en el 2000. Con la nueva información al 2007, el sector empresarial nacional solo generaría entre el 24% y 25% del PBI. Obviamente, si se suma el sector informal (no empresarial), su participación sería ligeramente menor al 60%, más una presencia estatal entre el 5% y 6% del producto.

La predominancia del capital extranjero es una forma de capitalismo oligárquico, ya que el control de los medios de producción está en pocas manos. Para el país no es relevante que la empresa sea cerrada o de capital abierto; lo que importa es que está en manos de accionistas foráneos. No existe información sobre la concentración de la propiedad en manos de los capitalistas nacionales, ni de su dispersión. Sin embargo, a pesar de que se ha incrementado el número de nacionales que participan en el capital de las empresas que operan en la Bolsa de Valores de Lima (BVL), no es evidente que los accionistas principales hayan perdido control de sus respectivas empresas. Asimismo, este capitalismo en pocas manos se refleja en que el número de empresas listadas en la BVL es menor ahora que antes. En el 2008 había solo 199 empresas, respecto de 230 en el 2000 (Banco Mundial, WDI, 2009).

La segunda modalidad nacional es el capitalismo gerencial o de grandes empresas. Maximixe (2010) estimó los niveles de concentración en las principales ramas de la manufactura, a cargo de grandes empresas. La concentración es alta en cerveza, jabones, industria avícola, harinera, aceites, cemento y otras como el transporte aéreo y el sector financiero. Solo las actividades concentradas de la manufactura generan alrededor del 12% de la canasta de bienes de consumo, con los riesgos consiguientes. Por último, tanto el capitalismo de Estado como de emprendedores son marginales. La actividad emprendedora, tan importante en los noventas (De Althaus, 2007), ahora sería menos dinámica que antes como resultado de la crisis económica internacional y la apreciación del sol.

Mejores prácticas y buen capitalismo

La clasificación comentada tiene sus problemas, pero puede ser útil al Perú. De acuerdo con una visión ortodoxa, nuestras posibilidades de alcanzar el “capitalismo bueno” son menores. Más que de innovaciones, en el medio se lee sobre mayores precios y menores remuneraciones reales. Las decisiones económicas básicas de qué, cómo y para quién producir se realizan principalmente desde afuera. Los elementos tradicionales de los precios relativos y las infinitas posibilidades de producción y consumo son más teoría que realidad.

Son muy pocas las empresas peruanas que innovan y operan con las mejores y más modernas prácticas empresariales. Para America’s Best Plants de IW, no solo hay que esmerarse en los temas tradicionales de la calidad, clientes, tecnologías, flexibilidad, optimización de inventarios, desarrollo de nuevos productos y procesos, mantenimiento, seguridad y medio ambiente, capacitación, productividad y costos. Es fundamental que los trabajadores participen cada vez en la toma de decisiones, que ganen más; que los precios decrezcan en lugar de aumentar, acompañados de una reducción aún mayor en los costos. Si de capitalismo se trata, este es el que deberíamos procurar alcanzar.

Fuente: Diario La República (Perú). Dom, 23/01/2011.

lunes, 3 de enero de 2011

Balance económico peruano del 2010. Crecimiento y desigualdad.

Este año que se va

Por: Humberto Campodónico (Economista)

En el 2010 se retomó el crecimiento económico y el PBI crecerá más de 8%. El déficit fiscal es moderado (1% del PBI) y la inflación será del 2%). La inversión privada ha vuelto a crecer (llegará al 24% del PBI) y la inversión pública se mantendrá en niveles altos (6% del PBI, versus 5.3% del 2010).

Las reservas internacionales del BCR están por encima de los US$ 44,000 millones y la posición de cambio (descontadas las obligaciones a terceros) supera los US$ 32,000 millones, monto que debiera servir para parar cualquier ataque especulativo contra el sol (ahora que las tasas de interés en EEUU y Europa están cerca de cero). La balanza comercial sigue en positivo, no así la cuenta corriente de la balanza de pagos (debido, sobre todo, a los pagos de utilidades al extranjero).

En resumen, como hace ya varios años, las cuentas macro en el Perú van bien. Pero apenas comienza el análisis acerca, de un lado, de la sostenibilidad de este crecimiento y, de otro, de la repartición –adecuada o no– de los frutos de este crecimiento, aparecen los problemas.

Así, una parte importante del crecimiento de las exportaciones se sustenta en el enorme aumento de los precios de las materias primas, sobre todo el cobre y el oro. Los ingresos generados por estos precios aumentan la recaudación tributaria (aunque no a los niveles que corresponden, para lo que es necesario un impuesto a las sobreganancias) y proveen de dólares abundantes a la economía peruana, revaluando el sol, lo que, a su vez, permite importaciones baratas y el aumento del consumo.

Pero este crecimiento no es sostenible, porque los “países emergentes” no van a continuar para siempre con sus altas tasas. Y, cuando se analiza la distribución del ingreso, sobran las cifras para decirnos que –si bien hay reducción de la pobreza, sobre todo en zonas costeñas urbanas– la participación de la masa salarial en el PBI ha descendido y que los niveles de pobreza calórica aumentan en vez de disminuir.

De la misma forma, seguimos mal en la inversión en capital humano (los tests PISA en educación dicen que somos los penúltimos de la región) y también en ciencia y tecnología (solo se invierte el 0.18% del PBI, en comparación al 0.7% de la región). Así no podremos dar el salto a la diversificación productiva que exige la competitividad, propiciando inversiones en sectores con mayor valor agregado y empleo de calidad.

Junto a problemas de sostenibilidad y de distribución del ingreso, sigue vigente en el Perú la “privatización del Estado” impulsada por las obsoletas tesis economicistas del Consenso de Washington con el dogma del “libre mercado”. Es por eso que no se ha avanzado nada en la Reforma del Estado (homologación de sueldos y ascensos por méritos) y, por el contrario, se sigue proponiendo “populistamente” una disminución de sueldos. Es prioritario avanzar ya hacia una nueva relación entre mercado y Estado.

Esta privatización del Estado influye, también, en la política energética (el gas se va al extranjero y no se abastece la integridad de la demanda interna; Petroperú está en nada), política agraria (concentración de tierras) y desarrollo portuario (Paita y privatización del Muelle Norte). No se entiende que la globalización no hace desaparecer los intereses nacionales sino que, por el contrario, se generan nuevos espacios de correlaciones de fuerzas (energía, agua, Amazonía, preservación del medio ambiente).

Un comentario final: sabemos de los “avances” del narcotráfico y la corrupción que poco a poco vienen corroyendo las instituciones del Estado, incluido el Poder Judicial. Si esta especie de “sentido común” bizarro (“todo vale”) continuara su marcha ascendente, no hay tasa de crecimiento económico alguno que pueda funcionar, pues la economía y la política no son compartimientos estancos, como lo demostró el corrupto régimen fujimontesinista. Todos estamos avisados.

Fuente: Diario La República (Perú). Lun, 27/12/2010.