lunes, 27 de diciembre de 2010

Análisis de la relación entre población de Cajamarca y la empresa minera Yanacocha.

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Oro de Cajamarca
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Por: Antonio Zapata (Historiador)

La minera Yanacocha se constituyó en 1992 y actualmente lleva casi 20 años explotando el mayor yacimiento de oro de Sudamérica. Situada a pocos kilómetros de Cajamarca, el volumen y antigüedad de sus operaciones define un caso emblemático del modelo de desarrollo impulsado por la gran minería. Aunque la profunda y creciente desigualdad, evidente a simple vista, impide que Cajamarca se desarrolle como capital regional en expansión sostenida.

Además, la situación política es muy compleja. Si bien el poder económico se concentra en la empresa minera y la elite local casi no cuenta, el poder político, por el contrario, ha sido ganado por un grupo de izquierda, el MAS, conducido por Gregorio Santos. Se trata de un líder campesino, comunero y rondero, partidario de la zonificación a escala regional, definiendo zonas donde la minería quede excluida, dejando campo libre a la agricultura y ganadería, tradicionalmente poderosas en la región.

El problema comenzó cuando Yanacocha definió su operación como un enclave. Las necesidades de la empresa se compran en Lima, el comercio y la producción local casi no proveen insumos para su operación. Frente a uno pasan camiones cargados de todo, conduciendo desde maquinaria sofisticada hasta agua potable para el consumo del personal. Yanacocha es una cápsula perfecta, aislada del mercado local.

Por otro lado, tampoco ha creado ningún eslabonamiento productivo. Siendo la mayor mina de metal precioso en Sudamérica, se podría imaginar que la región se hubiera transformado en la joyería del oro por excelencia. Pero, no hay siquiera una artesanía significativa ni una marca “Cajamarca”. Yanacocha no ha capacitado artesanos ni ha generado una línea de crédito para impulsar operaciones. Nada. En Cajamarca el oro no se siente. Pudiendo ser la capital de la joyería peruana más refinada, no evidencia siquiera intención de conectar la mina con la producción local.

La misma relación negativa se presenta con el desarrollo agropecuario. Yanacocha no ha favorecido la aparición de proyectos innovadores ni impulsado la quesería artesanal, que se encuentra en fuerte expansión gracias a nuevos mercados. Por el contrario, las operaciones de la mina constituyen un fuerte estrés para la naturaleza y el medioambiente. Incluso, sus trabajadores laboran tres semanas seguidas y luego descansan 12 días en sus casas. El personal no necesariamente es local, sino que algunos viven en Lima, temporalmente alojados en campamentos concebidos como hotel. Así, hasta la mano de obra es parcialmente foránea.

En suma, la mina deja poco para la región. Ni compra ni vende localmente, tampoco apoya la agricultura y la ganadería, que efectivamente ofrecen empleo a la población. Su principal contribución es vía ingresos, pero disminuida, porque parte de su población laboral, tanto gerentes como trabajadores, viven saltando entre la región y sus verdaderos lugares de residencia.

Casi lo único que Cajamarca retiene es el impuesto bajo forma de canon. Esa estructura tributaria inclina el poder hacia la empresa, que impone su voluntad sobre una elite local muy disminuida. Pero, el triunfo del MAS redefine la situación y pone el acento sobre los actores políticos, que estarán sometidos a fuerte tensión en el futuro inmediato.

Para el nuevo presidente regional el desafío será cómo lograr un consenso, que extienda el beneficio de la minería a la economía regional en su conjunto. El reto de la empresa será cómo dialogar sin atropellar. Debido a la trascendencia de esta problemática, las decisiones que adopten los actores cajamarquinos tendrán impacto nacional. Ahí se juega el futuro del país minero que somos. ¿Qué dirán los candidatos presidenciales?

Fuente: Diario La República (Perú). Mié, 08/12/2010.

Recomendado:

Yacimiento minero podría contribuir al crecimiento económico de la región, si se maneja adecuadamente.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Construcción de una economía menos dependiente del exterior: Endogenizar la fuente de generación de demanda e ingresos.

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Rodrik, Porter y Cade: Competitividad y estrategia de desarrollo (final)

Por: Félix Jiménez (Economista Ph. D. y Profesor de la PUCP)

Las estrategias supply side de diversificación productiva para exportar hacen depender el crecimiento de la economía de un factor exógeno: la demanda externa. No son estrategias de crecimiento endógeno. Al igual que en el modelo primario exportador, la fuente de demanda y, por lo tanto, del crecimiento, no se encuentra dentro de la nación, sino en los mercados externos. De aquí se deduce que la estrategia de desarrollo que tenga como propósito la construcción de una economía menos dependiente del exterior será la que busca endogenizar la fuente de generación de demanda e ingresos, es decir, que busca situar dicha fuente al interior del país.

El modelo de inversión que perpetúa el subdesarrollo

La teoría del desarrollo nos enseñó que, en países como el nuestro, la orientación de la inversión determinada por el mercado no asegura la construcción de una capacidad productiva, diversificada y tecnológicamente homogénea. Por eso se le asigna un papel al Estado, distinto al que tienen en los países industrializados. Pero hay más. Desde que nuestros países se incorporaron al capitalismo mundial, sus inversiones estuvieron jalonadas por la inversión extranjera. Desde el inicio, entonces, las restricciones a la expansión de la inversión nacional no son las mismas para la inversión extranjera. Esta última viene con su propio financiamiento, cuenta con mercados seguros y no tiene problemas de capital humano. Se dirige a la producción primario exportadora y, recientemente, a la producción de servicios de alta tecnología con mercados internos cautivos (como la telefonía y el sistema bancario).

Este modelo de inversión no pudo ni puede resolver, entonces, los problemas estructurales de nuestra economía: la desarticulación sectorial y la heterogeneidad tecnológica de su aparato productivo, la desconexión de la economía con la geografía y la demografía del país, y las secuelas de estos problemas: la informalidad, el subempleo, el predominio de sectores terciarios de baja productividad, la notable desigualdad en la distribución de los ingresos y la pobreza de parte importante de la población.

La inversión nacional, fragmentada y de magnitud individual mucho menor que la extranjera, participa en este modelo de crecimiento en condiciones de subordinación. Por ejemplo, en el esquema neoliberal de Alan García la inversión extranjera es la que supuestamente desencadena la inversión en el país. Con el mismo espíritu desnacionalizador de Haya de la Torre, quien refiriéndose al papel del capital extranjero decía que el imperialismo es la primera fase del capitalismo en el Perú, Alan García dice: “Envío cartas a todas las empresas del mundo. He recibido a 1,600 empresas. (…) Lo que hay que hacer es detonar la gran inversión (extranjera) para que arrastre a la mediana y a la pequeña inversión, no al revés”.

Hacia una economía nacional de mercado

Alan García, como Rodrik y Porter, no imagina la posibilidad de desencadenar endógenamente la inversión y el cambio técnico. Opta por el recurso fácil de mirar hacia afuera y no hacia adentro.

Ahora bien, mientras no cambien las condiciones en la que se desenvuelve la inversión privada nacional, las empresas –micro, pequeñas y medianas– que orientan su producción hacia los mercados externos (exportación no-tradicional) y que producen con bajísima productividad seguirán buscando ganancias de competitividad abaratando el costo del trabajo (salarial y no salarial) y demandando regímenes tributarios y crediticios especiales.

El Estado, un nuevo Estado, debe generar las condiciones de mercado y financiamiento para que la inversión privada nacional se expanda por todo el país. Esta es la estrategia de desarrollo de una Economía Nacional de Mercado, cuyo objetivo es centrar la fuente de generación de demanda e ingresos al interior del país. Tres son los elementos decisivos para desencadenar la inversión privada local: el desarrollo de mercados internos con inversiones en infraestructura económica y social que conecten la economía con la geografía y demografía del país; el desarrollo del mercado de capitales y el cambio en su marco regulatorio incorporando modalidades de financiamiento de mediano y largo plazo para pequeñas y medianas empresas; y una revolución educativa que haga énfasis en el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación.

El desarrollo de los mercados internos y las nuevas modalidades de financiamiento darán lugar a aumentos endógenos de la productividad y, por lo tanto, de la competitividad. Pero como se trata de una estrategia de desarrollo de una economía abierta, el tipo de cambio debe administrarse para reforzar el papel de la demanda en la creación y expansión de mercados internos, y también para promover el crecimiento de actividades de producción de transables o exportables.

A modo de conclusión

Desarrollar la Economía Nacional de Mercado es una nueva forma de nacionalización económica, no solo porque endogeniza la fuente de generación de demanda e ingresos sino también porque opone a la idea de mercados financieros sin límites nacionales –impuesta por la globalización neoliberal– el uso soberano del instrumento cambiario, el control del flujo internacional de capitales especulativos y el desarrollo del mercado de capitales en moneda nacional para apoyar la expansión de los mercados internos.

Fuente: Diario La República, revista "Domingo". 19/12/2010.

Recomendado:

La Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI) Vs. La Estrategia de Promoción de Exportaciones (EPE).

jueves, 9 de diciembre de 2010

La Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI) Vs. La Estrategia de Promoción de Exportaciones (EPE).


Rodrik, Porter y Cade: Competitividad y estrategia de desarrollo (II)

Por: Félix Jiménez
Economista Ph. D. Profesor de la PUCP.

Rodrik y Porter privilegian el mercado externo sobre el interno. Sitúan la fuente de demanda en el exterior. Sus estrategias, como la de la CEPAL, no incluyen la generación de un circuito nacional de demanda.

Sustitución de importaciones y promoción de exportaciones

La estrategia cepalina de industrialización por sustitución de importaciones (ISI), con protección del mercado interno, era lógicamente incompleta: hacía énfasis en la construcción de una oferta industrial diversificada, pero no explicaba la fuente ni el tamaño de la demanda interna. Su agotamiento y crisis en los años 1970 no condujo a superar esta carencia sino a mirar hacia los mercados externos.

Por esos años, Corea, Taiwán, Singapur y Hong Kong adoptaron la Estrategia de Promoción de Exportaciones (EPE) que consistía en sustituir importaciones, pero para una demanda bien identificada: la de Estados Unidos. El Estado dirigía la inversión hacia la construcción de capacidad productiva industrial para una específica demanda internacional y no para el consumo interno. Esta estrategia incluía: apertura con Estados Unidos; difusión y transferencia de tecnología; inversión extranjera directa, principalmente de Estados Unidos; alta acumulación de ahorro e inversión (bajo consumo privado); inversión en capital humano; y, por supuesto, ninguna preocupación por la distribución del ingreso. La estrategia fue impuesta por gobiernos dictatoriales, con una modalidad empresarial mixta.

Promoción de exportaciones y Consenso de Washington

En los años 1990 la estrategia EPE se incorporó a las políticas del Consenso de Washington, agregándole los tratados comerciales para concentrar las ventas en determinados mercados externos (Estados Unidos y/o países de la OCDE). Hoy los países subdesarrollados compiten entre sí por estos mercados, desmantelando los estándares regulatorios del mercado de trabajo, de los regímenes tributarios y del medio ambiente, con un Estado más subsidiario que interventor.

Hubo matices en su aplicación. Los países de tamaño pequeño (como Irlanda, Portugal, Chile, Nueva Zelanda y Finlandia) abrieron sus mercados para especializarse e integrarse a la economía mundial mediante el impulso de sus exportaciones. En el lado opuesto están China e India que efectuaron reformas con énfasis en su sector exportador, pero sin descuidar el desarrollo de sus mercados internos.

La crisis de la estrategia exportadora

La estrategia EPE no es aplicable a escala global. La aparición de China reveló su fragilidad: desplazó del mercado de EEUU a los cuatro tigres asiáticos y a Japón. La participación de los cuatro tigres se redujo de 15.4% que alcanzó en 1988 hasta el nivel que registró en los 1970 (9.4%).

Igual suerte correrán los países subdesarrollados: unos ganarán participación a costa de otros. Pero, mientras compiten entre sí por una porción de demanda de los países industrializados, estos últimos optan por crecer exportando a costa de la demanda interna de «sus vecinos». Por lo tanto, los países subdesarrollados no pueden mejorar sus estándares regulatorios sin perder competitividad con sus pares, ni pueden expandir sus mercados internos por la penetración de las exportaciones de los países industrializados. En esta era de la globalización, el desarrollo y el subdesarrollo siguen siendo las dos caras de una misma moneda.

Fuente: Diario La República (Perú). Jue, 09/12/2010.

Recomendado:

Modelo primario exportador, reindustrialización e intervencionismo.

Modelo primario exportador, reindustrialización e intervencionismo.


Rodrik, Porter y Cade: Competitividad y estrategia de desarrollo (I)

Por: Félix Jiménez
Economista Ph. D. Profesor de la PUCP

Las recientes visitas de Dani Rodrik (a la PUCP) y sobre todo de Michael Porter (a la CADE) han dado lugar a una aparentemente vasta corriente de opinión entre empresarios y políticos en contra del modelo primario exportador y a favor de una reindustrialización del país (que todos entienden como agregar valor a los insumos o materias primas, que algunos entienden como diversificación productiva por oposición a la producción especializada en productos primarios y que otros entienden como la diversificación económica mediante desarrollo de clusters –concentración geográfica de empresas– con activos e instituciones especializadas en determinadas áreas de actividad). Esta es la manera –la estrategia, nos dicen– de aumentar la competitividad. Llegado a este punto se agregan medidas que le darían viabilidad. Así, se menciona que el trabajador esté bien educado y saludable, que se genere confianza entre trabajadores y empresarios, que haya relaciones fluidas entre la actividad privada y el Estado, que haya inversión en infraestructura, y que el marco institucional para promover el desarrollo de los negocios sea estable y eficiente. Y, si a todo esto se agrega la estabilidad macroeconómica, entonces estamos, nos dicen, “frente a una nueva agenda, llamada de la competitividad”.

Cuando se olvida, lo viejo aparece como nuevo

Esta estrategia no es nueva. La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) decía que nuestras economías (la periferia) tienen estructuras productivas tecnológicamente heterogéneas (con significativas brechas de productividad) y un vector de exportaciones especializado y concentrado en productos primarios. Pero decía más. Que el libre comercio con países (el centro) con estructuras productivas tecnológicamente homogéneas y con un vector de exportaciones diversificado de bienes manufacturados perpetúa el subdesarrollo, con sus consecuencias negativas sobre la distribución del ingreso y el empleo de calidad.

La solución que proponía la CEPAL era la diversificación productiva mediante un proceso de sustitución de importaciones conducido por el Estado. En otras palabras, para desarrollarnos la CEPAL proponía, al igual que Rodrik, el cambio estructural interno de la economía; pero, a diferencia de este, el cambio debía ser conducido directamente por el Estado, con participación directa del Estado. Para Rodrik es suficiente que los cambios sean propugnados “por el nivel político más elevado”. Por su parte, Porter propone desarrollar clusters sobre la base de nuestros “recursos naturales abundantes y de la amplia biodiversidad y ecosistemas”.

Como se comprenderá, por lo dicho hasta aquí, en teoría del desarrollo, hemos vuelto, por la ley del péndulo, (iba a decir, hemos retrocedido) al mismo sitio. Como en el país de la Reina, en Alicia a través del espejo, hemos corrido tanto para permanecer en el mismo sitio. Ambas propuestas privilegian el lado de la oferta (creación de capacidad productiva diversificada). Los economistas dirían que tanto la CEPAL como Rodrik y Porter son supply siders. Sus propuestas dejan de lado el papel de la demanda. La oferta crea su propia demanda. Puesto que la creación de capacidad productiva es también creación de empleo (de calidad dicen algunos) y como se otorga importancia significativa al papel de la educación, la estrategia –dicen– asegura el camino hacia la igualdad.

El papel del Estado y del comercio en las estrategias supply side

Las estrategias mencionadas se diferencian solo por el papel que le otorgan al Estado y al comercio internacional. El Estado Cepalino es proteccionista y también empresario, mientras que el Estado de Rodrick es más intervencionista que el de Porter, aunque en este último el Estado debe participar en la elección de los sectores en los que debe impulsar la formación de clusters. Por otro lado, para la CEPAL el comercio libre no produce desarrollo, para Rodrik no hay evidencia robusta que permita afirmar que el libre comercio es favorable al crecimiento y desarrollo. En cambio, para Porter, la desregulación y la liberalización del comercio son elementos importantes en su estrategia por la competitividad.

Un hecho que hay que resaltar, sin embargo, es que Rodrik, a diferencia de la CEPAL, no renuncia al control o administración del tipo de cambio, ni, por lo tanto, al control del capital especulativo. La apreciación cambiaria afecta la competitividad de los productores del país favoreciendo a los productores extranjeros. Es difícil, dice Rodrik, generar empleo en un entorno en el que la moneda esté sobrevaluada.

El sentimiento de culpa por el olvido de la demanda

Es verdad que el uso del tipo de cambio, en una economía abierta, es fundamental para estimular la producción de transables internacionalmente. Pero este instrumento de política no es suficiente para lograr el desarrollo. Rodrik parece darse cuenta de que la creación de oferta productiva diversificada requiere, para ser utilizada, de demanda efectiva. Lo mismo ocurre con Porter. Ambos, por lo tanto, como ha ocurrido con los neoliberales proexportadores, miran hacia los mercados externos. La demanda interna para ellos es un by-product.

Fuente: Diario La República (Perú). Dom, 28/11/2010.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Exportaciones no tradicionales: infraestructura, prácticas no competitivas y flujos de comercio exterior.

Desafío exportador no tradicional

Por: Germán Alarco Tosoni
Investigador CENTRUM Católica

El crecimiento de las exportaciones no tradicionales de las últimas décadas ha sido meritorio. Estas permanecieron relativamente estancadas en la década de los ochentas, para saltar en los noventas de poco menos de mil millones de dólares hasta US$ 6,160 millones en el 2009, teniendo muchos factores en contra. El tipo de cambio real, con base 2005, cayó dramáticamente de poco más de diez soles por dólar americano a menos de tres soles. La incursión en los mercados internacionales no fue simple y se enfrentaron –y enfrentan– severas restricciones en las diferentes etapas de las cadenas logísticas del comercio exterior. Estas exportaciones no son la panacea, pero conjuntamente con la actividad emprendedora son los elementos del modelo económico que a muchos nos interesaría mantener y potenciar.

Problemas en las cadenas logísticas

Las cadenas logísticas se pueden concebir como una red compuesta por una serie de empresas, relacionadas entre sí, que participan en cadenas productivas desde el aprovisionamiento de los insumos hasta la entrega del producto o servicio al consumidor final. El grado de complejidad de la estructura de una cadena logística depende de la cantidad de miembros que la componen, de las dimensiones de la red y de los distintos eslabones o enlaces existentes. Las dimensiones estructurales se pueden clasificar en horizontales (etapas del proceso) y verticales (número de proveedores o clientes en cada etapa). Los problemas de competitividad surgen en cada una o en todas las etapas de las mismas, dependiendo del producto de exportación.

Hay problemas generales y específicos. Entre los primeros destaca la insuficiencia en la infraestructura portuaria. Salvo el Callao, en el resto del país se trata de muelles, ya que sería excesivo denominarlos como puertos. La infraestructura ferroviaria no se encuentra al nivel de abandono de los años ochenta, resultado de la inacción gubernamental y del terrorismo. Sin embargo, más de diez años de gestión privada tampoco ha significado la ampliación de su capacidad. Las mejoras son marginales. Las carreteras, aún IIRSA Norte y Sur, siguen siendo básicamente de dos carriles (a excepción de los 100 km al norte y sur de Lima). Asimismo, las condiciones en que se produjeron las primeras concesiones no fueron óptimas. Las numerosas adendas a los contratos de concesión afectan la legitimidad de los concursos realizados. Luego de las diversas renegociaciones, en realidad pudo haber ganado cualquier otro concursante. Estas modificaciones también desalientan la participación de las empresas más eficientes, afectan el bienestar de los consumidores y el desempeño sectorial.

No vamos a mencionar los problemas para productos específicos, pero la inexistencia de líneas aéreas de carga internacional regulares y la presencia de prácticas no competitivas en el transporte aéreo internacional tienen un impacto negativo sobre las exportaciones de espárragos y otros productos agrícolas. De igual forma, en el mercado del transporte marítimo internacional, a través de buques portacontenedores, hay barreras a la entrada, pocas empresas ofertantes y prácticas no competitivas que generan sobrecostos para los exportadores. Las líneas navieras internacionales eligen a las terminales de almacenamiento y a los maniobristas de la carga. En síntesis, los problemas se pueden agrupar en tres categorías. Los asociados a la insuficiencia de infraestructura, equipamiento y calidad de los servicios responsabilidad del gobierno, las empresas concesionarias, los operadores y prestadores directos de los servicios a los usuarios finales. Un segundo grupo vinculado a la problemática de concentración y prácticas no competitivas y, en tercer lugar, de naturaleza más técnica, los desbalances estructurales en los flujos de comercio exterior.

Exportaciones socialmente responsables

Los problemas económicos de los países desarrollados son serios y afectan negativamente a estas exportaciones. Sin embargo, hay que procurar que las exportaciones no tradicionales crezcan. Estas deben realizarse bajo una perspectiva de responsabilidad social empresarial amplia. La competitividad espuria basada en remuneraciones reducidas o regímenes salariales laxos no es sostenible. Hay que crear empleos de calidad. La agroexportación debe ser incluyente, asociarse con los agricultores de economía campesina y otras formas asociativas para redistribuir el ingreso. No debe desplazarse a las otras formas de propiedad, ni concentrar tierras y recursos hídricos. Los productores agrícolas para la exportación y los biocombustibles no deben olvidar la necesidad de mantener determinados equilibrios que preserven la seguridad alimentaria del país.

La ruta de mantener el modelo económico sin cambio alguno no es buena para las exportaciones no tradicionales. La caída del tipo de cambio real y la enfermedad holandesa pueden destruirlas. La presencia de altas tasas de interés y elevados márgenes de intermediación financiera las afectan. Encarecer la infraestructura de transporte a partir de las asociaciones público-privadas o mejorarla solo marginalmente no es un buen camino para elevar la competitividad. El desarrollo de estas exportaciones requiere de más recursos fiscales para aplicarlos a la mejora de la infraestructura, de las articulaciones productivas, generación de mayor valor agregado y contenido innovador, apoyar la creación de mercados y frenar prácticas no competitivas. Ante este panorama, les corresponde a los exportadores no tradicionales definir de qué lado de la balanza deberán inclinarse: a favor del cambio o en defensa del statu quo.

Fuente: Diario La República, Revista "Domingo". 05 / 12 / 2010.
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miércoles, 24 de noviembre de 2010

Dólar, G20 y Derechos Especiales de Giro (DEGs).

G20: En pos del dólar

Por Luis Gamero Russo

La temporada de caza en pos del dólar parece haberse iniciado y aquellos que afirman que en la reciente reunión del G-20 en Seúl no se logró nada de importancia, están equivocados. En conferencia de prensa al término de la reunión, el Presidente francés Nicolás Sarkozy dio a entender que el Presidente chino, Hu Jintao, y él habían acordado una estrategia para, en los próximos doce meses, cuestionar el papel del dólar norteamericano como principal moneda de reserva internacional y reconoció que el tema principal de su agenda como nuevo titular del grupo será la revisión del sistema monetario internacional.

Mientras tanto, y para confirmar la estrategia, Hu, quién visitó a Sarkozy antes de la reunión del G-20, está organizando un "seminario" sobre el mismo tema en la primavera (del hemisferio norte) del 2011 bajo los auspicios del mismo G-20.

Que los chinos aparezcan organizando un "seminario" de esta naturaleza no es coincidencia, pues la mayoría de sus reservas internacionales están denominadas en dólares y están desesperados de que estas sigan perdiendo valor. Y aunque seguirán con su estrategia de diversificación de sus reservas y compra de activos en ultramar, están muy preocupados.

Y ya en Marzo del 2009, el Gobernador del Banco Central de China, quizás anticipando lo que se veía venir, había propuesto reemplazar al dólar con la moneda que se utiliza en el Fondo Monetario Internacional: los Derechos Especiales de Giro (DEGs). Su propuesta cayó en sacos rotos en aquella oportunidad, pero como la crisis de las monedas internacionales está cada vez peor, sobre todo después del anuncio del maquinazo de la FED, ahora quizás hay más urgencia para llevarla a cabo.

Los DEGs son en realidad una moneda virtual cuyo valor fluctúa todos los días en base a una canasta de monedas (dólar, yen, euro y libra esterlina). Para lograr los objetivos chinos de reemplazar al dólar, habría que pensar en añadir a la canasta unas moneditas más, definitivamente el yuan chino, quizás el dólar canadiense, o el dólar australiano, o el real brasileño, y hasta posiblemente algunas oncitas de oro. Esas son las decisiones que se tendrán que tomar en una reorganización del sistema monetario internacional que se ve venir.

Y aunque no queda claro todavía hacia donde derivará todo esto, estoy convencido que se avecinan tempestades pues los norteamericanos la van a pelear bien firme antes de dejar su privilegiada posición de ser el único país que, con déficits fiscales crecientes y deudas públicas tan altas, pueden seguir endeudándose a tasas tan bajas y seguir siendo la "base" para calcular el riesgo país cero.

Fuente: Bajo la Lupa. Lunes, 22 de Noviembre del 2010.

Recomendado:

Guerra de divisas (I)

Guerra de divisas (II)

sábado, 20 de noviembre de 2010

El Dólar, la última ventaja importante con la que cuenta EE.UU. El mundo multipolar de divisas y el peligro de constantes virajes enla tasas de cambio

Guerra de divisas (II)

Por: Guillermo Giacosa (Periodista)

Decíamos ayer que Immanuel Wallerstein es uno de esos críticos de la realidad imprescindibles para construir un mundo viable. Sintetizamos la primera parte de su texto publicado en La Jornada de México sobre la guerra de divisas. Comienza afirmando que “las divisas son un problema económico muy particular. Porque las divisas son la verdadera relación donde unos ganan y otros pierden. Sean cuales sean los méritos de la revaluación o devaluación de una divisa, estos méritos son ganancias solo si otros pierden”. Y explica que el dólar es la última ventaja importante con que cuenta EE.UU. y hará lo imposible para mantenerla. Para ello requiere de la voluntad de otros países para usar el dólar y para invertir en bonos del Tesoro. Ocurre que la tasa de cambio del dólar ha ido deslizándose constantemente y ello significa que lo invertido en bonos del Tesoro vale cada vez menos. Llega un punto en que las ventajas de tal inversión serán menores que la pérdida del valor real de las inversiones en bonos del Tesoro. Ambas curvas se mueven en direcciones opuestas. El problema es que si el valor de unas acciones cae, los dueños querrán deshacerse de ellas antes de que caigan más. Pero si un accionista grande se deshace de ellas, impele a que otros corran a vender, lo que ocasiona pérdidas mayores.

Wallerstein agrega: “El juego es encontrar un momento elusivo para deshacerse de las acciones: uno que no sea ni demasiado tarde ni demasiado pronto ni demasiado lento ni demasiado aprisa. Esto requiere un sentido perfecto del tiempo, y la busca de esta sincronía perfecta es el tipo de juicio que con frecuencia se tuerce. Esto es lo que veo como retrato básico de lo que está ocurriendo y ocurrirá con el dólar. No puede mantener el grado de confianza mundial de que gozó. Tarde o temprano, la realidad económica lo provocará. Puede ocurrir en una conmoción de cinco minutos o en un proceso más lento. Y cuando ocurra, la pregunta es ¿qué pasará entonces?”.

El autor advierte: “No hay otra moneda que tenga el equilibrio necesario para reemplazar al dólar como divisa de reserva. Siendo ese el caso, cuando el dólar caiga no habrá divisa de reserva. Estaremos en un mundo multipolar de divisas. Y un mundo multipolar de divisas es un mundo muy caótico, en el cual nadie se siente a gusto porque los constantes virajes repentinos de las tasas de cambio hacen muy precarias las mínimamente racionales predicciones económicas a corto plazo. El director del FMI ha anunciado que nos hundimos en una guerra de divisas, cuyo resultado podría tener un impacto negativo y muy dañino en el largo plazo. Una posibilidad es que el mundo pueda revertir –y a mí me parece que ya lo está haciendo– a acuerdos de trueque de facto, una situación que no es en realidad compatible con el funcionamiento efectivo de la economía-mundo capitalista”.

Fuente: Diario Perú 21. Vie. 12 nov '10.

Recomendado:

Las divisas, la verdadera relación donde unos ganan y otros pierden. Los méritos de la revaluación o devaluación de una divisa.

Guerra de divisas (I)

Por: Guillermo Giacosa (Periodista)

Immanuel Wallerstein es uno de esos críticos de la realidad cuya presencia es imprescindible. Acaba de publicar, en La Jornada de México, un artículo sobre la guerra de divisas. Comienza afirmando que “las divisas son un problema económico muy particular. Porque las divisas son la verdadera relación donde unos ganan y otros pierden. Sean cuales sean los méritos de la revaluación o devaluación de una divisa, estos méritos son ganancias solo si otros pierden. No puede todo mundo devaluar al mismo tiempo. Es imposible lógicamente y por tanto carece de sentido político. La situación mundial es conocida. Hemos estado viviendo en un mundo donde el dólar estadounidense es la divisa mundial de reserva. Esto le ha dado a EE.UU. un privilegio que ningún otro país tiene. Puede imprimir su divisa a voluntad, siempre que piense que al hacerlo resuelve algún problema económico inmediato. Ningún otro país puede hacer esto, o más bien dicho, ningún otro país puede hacerlo sin penalización mientras el dólar se mantenga como la divisa de reserva aceptada. Es también sabido que el dólar ha estado perdiendo su valor en relación con otras divisas. Pese a las fluctuaciones, la curva ha sido descendente tal vez durante 30 años, por lo menos. China, Corea y Japón tienen políticas relativas a las divisas que otros países critican y que merece la atención en los medios. Sin embargo, para ser justos, en este momento no es fácil establecer la política más sabia, aun desde la perspectiva egoísta de cada país”.

Continúa Wallerstein: “Creo que el asunto subyacente es más simple que las enredadas explicaciones de los analistas. Comienzo con unos supuestos. El estatus del dólar como divisa de reserva del sistema-mundo es la última ventaja importante con que cuenta hoy los EE.UU. Es por tanto comprensible que ese país hará lo que pueda para mantener esa ventaja. Para hacerlo requiere de la voluntad de otros países no solo para que usen el dólar como modo de calcular las transferencias, sino como algo en lo cual invertir sus excedentes, particularmente en bonos del Tesoro”.

El autor agrega: “No obstante, la tasa de cambio del dólar ha ido deslizándose constantemente. Esto significa que tales excedentes invertidos en bonos del tesoro valen menos conforme pasa el tiempo. Llega un punto en que las ventajas de tal inversión –siendo la principal ventaja el sostener la capacidad de las empresas estadounidenses y los consumidores individuales para pagar por sus importaciones– serán menores que la pérdida del valor real de las inversiones en bonos del Tesoro. Ambas curvas se mueven en direcciones opuestas. El problema es uno que está presente en cualquier situación de mercado. Si el valor de unas acciones está cayendo, los dueños querrán deshacerse de ellas antes de que caigan muy bajo”.

Fuente: Diario Perú 21. Jue. 11 nov '10.
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sábado, 6 de noviembre de 2010

Dos modelos de desarrollo: impulso de la demanda externa, especializado en materias primas y la producción de bienes y servicios transables.

Rodrik: hacia otro modelo de desarrollo

Por: Humberto Campodónico (Economista)

En América Latina ha habido dos modelos de desarrollo. Uno de ellos descansa en el impulso de la demanda externa y se ha especializado en los productos básicos (materias primas, productos agrícolas). Cuando hay un “boom” de precios, mejoran los términos del intercambio y los ingresos por exportaciones. El problema es que este modelo descansa demasiado en esa coyuntura externa y tiende a “ponerle candado” a las condiciones existentes, impidiendo el avance hacia el desarrollo de otro tipo de oferta productiva.

El otro modelo son las economías asiáticas, que se basa en una transformación doméstica de la estructura económica, orientándola hacia la producción de bienes y servicios transables (que se pueden exportar). Su dinamismo viene “desde adentro”, utilizando la tecnología y la innovación, pero con la característica central de que no se basa en nuevos inventos, sino en adoptar y adaptar la tecnología existente.

Que algo sea “nuevo” para el Perú no quiere decir que sea nuevo para el mundo porque de lo que se trata es de cerrar la brecha entre la frontera tecnológica y nosotros. Y hay que apurarse porque cerrar esa brecha de productividad es más difícil que antes. Si vamos por ese camino, entonces tenemos que la cuestión central de este modelo es que interesa menos cómo les va a “los de afuera” pues lo que verdaderamente importa es lo que pasa “adentro”.

Así comenzó, ayer viernes, la charla del economista de Harvard, Dani Rodrik, que ha sido invitado por la Universidad Católica. Rodrik se especializa en las investigaciones sobre la economía del desarrollo, las mismas que pasaron a segundo plano desde los años 90, cuando las políticas del Consenso de Washington (apertura, liberalización y desregulación de los mercados) tomaron la batuta.

Agrega Rodrik que el modelo de los países asiáticos tiene tres ingredientes clave. El primero es que promueve la diversificación y el cambio estructural en la economía, lo que significa que los gobernantes ven a esta política como una necesidad y no la delegan a funcionarios de segunda categoría. Es incluso el Presidente de la República quien asume el liderazgo.

El segundo es que debemos tener un tipo de cambio competitivo y estable, lo que implica que no debe dejarse que se revalúe la moneda nacional. Esto es muy importante porque nada puede proteger a los industriales de un tipo de cambio bajo. Para lograrlo, no basta una sola medida (como por ejemplo los controles de capital) sino que hay toda una gama de políticas que se pueden aplicar.

El tercer ingrediente es la política industrial (o política productiva). Dice Rodrik que no se trata de “seleccionar a los ganadores” ni de “aplicar subsidios a discreción”. Afirma que se trata de un marco institucional en el que se lleve a cabo el diálogo y la colaboración público-privada. Es de allí que saldrán las políticas. Se trata de un proceso de transformación productiva en la que, una vez, más, el liderazgo político es indispensable.

Para Rodrik, la actual situación económica mundial no pinta un cuadro optimista y afirma que no vamos a regresar a una situación pre crisis del 2008, lo que quiere decir que el modelo primario exportador no es sostenible. Europa no va a ser un motor del crecimiento y EEUU sigue viviendo las secuelas de la crisis, a lo que se agrega ahora un Congreso dividido después de las recientes elecciones.

Por tanto, tendremos tasas de crecimiento mundial bastante menores y habrá muchos países con poderes intermedios. En este marco de debilidad en la gobernabilidad global será difícil enfrentar las turbulencias económicas y financieras, así como el proteccionismo. Lo que hace indispensable, entonces, orientarse al modelo de las economías asiáticas. ¿Lo escucharán los políticos en esta campaña? Esperemos que sí.

Fuente: Diario La República (Perú). Sáb, 06/11/2010.

lunes, 11 de octubre de 2010

Perú y Chile: Complementariedad y competencia en el mercado asiático.

Juntos pero no revueltos: ¿el Perú y Chile hacia Asia?

Por: Andrea Baracco

Si sólo tomáramos el 0.001% de la demanda de productos naturales y de belleza en China, contaríamos con US$4.2 millones anuales para exportar en este sector”, indica Miguel Gálvez, subgerente general de la Cámara de Comercio Peruano China (Capechi). Con ello, no sólo revela la oportunidad que significa el mercado chino para el Perú, sino que también obliga a evaluar toda estrategia que lleve a conquistar los mercados de Asia con mayor rapidez y eficiencia. Y entre esas opciones, está mirar más de cerca a los vecinos del sur. Ahora bien, ¿habrá que considerarlos cómo competidores o aliados?

Hace unas semanas, en la última reunión del Consejo Empresarial Peruano-Chileno, sus integrantes señalaron el interés en propiciar inversiones conjuntas hacia Asia, con el respaldo de empresas peruanas y chilenas. Así, fue que el presidente del capítulo chileno del Consejo Empresarial, Hernán Somerville, señaló al Diario Financiero de su país, que no hay problema en que llegue antes Perú o Chile; por el contrario, no habría competencia ya que ambos países “son perfectamente complementarios”. En ello coincide con su similar peruano, Juan Francisco Raffo.

Si bien las intenciones, son conquistar de la mano el Asia; sin duda, al igual que lo fuera EEUU en su momento, hoy China es el mercado más importante de la región, hacia el cual ambos países han enfocado esfuerzos. Tanto Perú como Chile, ya han firmado un Tratado de Libre Comercio (TLC) y un Acuerdo de Complementación Aduanera con el fin de favorecer la transparencia en la información sobre el origen y valor de las mercancías.

Algunos datos importantes

De acuerdo con el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), ambos países gozan de un trato similar de parte de China en cuanto a la uva y harina de pescado, además de contar con oportunidades en otros productos. Sólo en el caso peruano, se consideran 77 productos con potencial exportador –principalmente, relacionados con la agroindustria, pesca y madera- para el corto, mediano y largo plazo, según el Plan Operativo de China.

En el caso de Chile, China constituye el primer mercado de destino de las exportaciones chilenas, habiendo superado a EEUU en el 2008, al alcanzar los US$7,000 millones en exportaciones para ese año. Esto a pesar que, según la Dirección General de las Relaciones Económicas Internacionales (Direcon), aún quedan por definir aspectos del TLC entre Chile y China como los servicios e inversiones.

El Perú por su parte recién ha superado los US$4,000 millones en exportaciones hacia China durante el 2009, convirtiendo al país asiático en nuestro segundo destino, luego de Estados Unidos. Sin embargo, la tendencia para el mediano plazo sugiere que China sea nuestro principal destino de exportaciones, como se puede ir viendo este año, ya que intermitentemente en febrero, abril y junio, superó las exportaciones acumuladas, desplazando a EEUU.

¿En qué somos complementarios?

Si bien con Chile competimos en una oferta exportadora tanto de productos tradicionales (como la minería cuprífera) como no tradicionales (frutas y hortalizas), ¿es posible la compatibilidad de asociarnos para conquistar el lejano continente?

De acuerdo con Alfredo Ferrero, ex ministro de Comercio Exterior y socio del Estudio Navarro, Ferrero y Pazos, existe tanto una complementariedad como competencia. “Desde el punto de vista de las alianzas hacia el Asia-Pacífico, hay que mencionar que este mercado es tan grande que hay espacio para ambos”, agrega. De hecho Gálvez, de Capechi, confirma que anteriormente se han tenido estás intenciones para trabajar en equipo a través de la Comunidad Andina (Can). Así fue que se conoció, desde entonces, que Chile (a pesar de no ser miembro de la Can) era uno de los países que se veía más interesado y daba más apertura a una alianza en el mediano plazo.

Es importante señalar a favor de la complementariedad que Chile entró antes al Foro de Cooperación Asia Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés) y al proceso de apertura comercial, consolidando a la fecha acuerdos no solo con China, sino Corea, Japón y el P4 donde están Brunei y Singapur, además de probablemente cerrar próximamente un acuerdo con Malasia. Esto le daría a Chile un mayor expertise, desarrollo de contactos y redes de negocio e inteligencia comerciales en Asia.

“Lo más importante es aprovechar la información especializada, la inteligencia de mercados hacia Asia”, resalta Gálvez recalcando la importancia de la buena información para establecer cualquier negocio. Así, al igual de lo que se ha propuesto con Ecuador para la instalación de oficinas comerciales binacionales (en la última visita de su mandatario, Rafael Correa) en destinos comercial del exterior, desarrollar esas entidades binacionales con nuestros pares chilenos podría ser una interesante táctica dentro de la estrategia de profundizar en los mercados orientales.

Actualmente, el Perú sólo cuenta con oficinas comerciales en Shangai y Beijing, de las cuales, según Capechi, gran parte de la información comercial no es disponible más que para la Cancillería

¿Qué podría aportar el Perú a este joint venture? Sus ventajas naturales como una mayor afinidad cultural con el Asia, lo cual favorece los negocios con ésta o el ser una salida natural hacia el Pacífico para las exportaciones de Brasil. Nuevamente, sobre este punto, la dotación de infraestructura (en este caso, las IIRSA) resulta esencial para ofrecer la mayor conectividad con el vecino comercial carioca. Es importante señalar además que el Perú es el principal destino de las inversiones de empresas chinas en América Latina, según señaló Jiang Yaoping, viceministro chino de Comercio, en el Foro de Promoción de Inversiones y Comercio Perú-China 2010.

Pero así como las complementaridades, debemos tener bien claros nuestos espacios de compentencia. “A pesar tener objetivos en común con Chile, no se debe dejar de aprovechar las ventajas naturales y metas propias del Perú. No debemos de dejar de consolidarnos como el puerto más importante del Pacífico Sur hacia Asia”, enfatiza Ferrero. De ahí que la concesión de puertos estratégicos como el Muelle Norte en el Callao, sean decisivos para llevar a cabo este plan de infraestructura en marcha. Chile persigue este objetivo, y la competencia entre nuestros puertos y los suyos será cada vez más saltante. De darse el caso de entrar de la mano al mercado asiático, será un interesante reto hilar bien fino en la colaboración para que en el resultado final ganemos todos.

Fuente: Semana Económica. 06 Jul 2010.

Recomendado:

10 consejos para hacer negocios con China.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Guerras comerciales y devaluaciones competitivas. La nueva geografía económica mundial.

Hegemonía económica y guerras comerciales

Por: Humberto Campodónico (Economista)

Hace unos días el Ministro de Finanzas de Brasil, Guido Mantega, dijo que había comenzado una guerra monetaria internacional pues muchos gobiernos –entre ellos Japón, Corea del Sur y Taiwán– estaban impulsando la devaluación de sus monedas para aumentar la competitividad de sus exportaciones.

De su lado, EEUU presiona para que China revalúe el renminbi, lo que equivale a una devaluación del dólar. De hecho, hace algunos días, el Senado de EEUU aprobó una ley que contempla prohibiciones inmediatas a la importación de una gran variedad de productos chinos a EEUU. Según Martin Wolf, del Financial Times, esto siempre sucede “en eras de demanda declinante” (www.ft.com, Una nueva era de “mendigar al vecino”, 28/9/10).

Estas guerras monetarias y comerciales tienen diversas explicaciones. Una de ellas está ligada a los cambios en la hegemonía económica y política mundial, proceso que puede tardar muchos años, y hasta décadas. Sucedió cuando, a principios del Siglo XX se agotaba el “patrón oro”, impulsado sobre todo por la hegemónica Inglaterra.

Sucedió, también, en los años 30 cuando hubo ausencia de potencia hegemónica, pues varios países luchaban para ocuparlo. Allí comenzaron las devaluaciones competitivas: un país devaluaba su moneda para exportar más a su vecino, política inmediatamente imitada por ese mismo vecino, lo que llevaba a sucesivas devaluaciones en todos los países, como en un juego de dominó.

Cuando EEUU emergió como la potencia hegemónica después de la II Guerra Mundial, los acuerdos de Bretton Woods de 1944 consagraron al dólar como la moneda mundial de reserva con un valor fijo (US$ 35 por onza de oro). La reconstrucción de la posguerrra llevó a la recuperación de Europa (sobre todo, Alemania) y Japón, lo que impactó en la hegemonía USA. Por eso, en 1971 Nixon devaluó el dólar. De allí en adelante se pasó a un sistema de tipos de cambio flotantes, que dura hasta hoy.

En 1985, cuando la fortaleza del dólar (y las altas tasas de interés en EEUU) llevaron a su “apreciación excesiva”, el Grupo de los 7 acordó –bajo presión de EEUU– una “devaluación ordenada” del dólar, lo que aconteció en los Acuerdos del Hotel Plaza, que fueron remarcados dos años después por los Acuerdos del Louvre. Así, por ejemplo, el dólar pasó de 3.5 a 2 marcos por dólar de 1985 a 1990.

La diferencia entre 1985 y el 2010 es que la geografía económica mundial ha cambiado y la hegemonía productiva –y comercial– de EEUU ha disminuido aún más. Nuevos actores como China, los países del sudeste asiático y Brasil surgen como potencias productivas y exportadoras (son las nuevas “fábricas” mundiales), lo que se traduce en ingentes superávits comerciales que se agregan a los de Alemania y Japón.

Ese es el telón de fondo de las actuales guerras monetarias que están ya a la orden del día. Los analistas económicos hablan de un nuevo “Acuerdo Plaza”, pero no se ponen de acuerdo sobre la agenda. El Jefe del FMI, Dominique Strauss Kahn, acaba de decir que “está circulando la idea de que las guerras comerciales pueden ser usadas como un arma política. Llevada a la acción, esa idea representa un riesgo muy serio para la recuperación de la economía global y tendría un impacto de largo plazo muy negativo” (Financial Times, 5/10/10).

En verdad de lo que se trata es de una (solo una) de las manifestaciones de la crisis sistémica que afecta el aparato productivo de la economía mundial. Comenzó con la crisis de las hipotecas “subprime”, luego el “estímulo fiscal” aumentó los déficits y la deuda, lo que ha sido enfrentado con políticas de ajuste fiscal, recesivas, que llevan a las “eras de la demanda declinante” y, por tanto, a las guerras comerciales y las devaluaciones competitivas. Veremos qué pasa.

Fuente: Diario La República. Mié, 06/10/2010.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Análisis del modelo económico peruano.

El modelo peruano

Por: Alfredo Zaiat (economista)

La referencia a otras experiencias económicas es un rasgo visible del establishment doméstico y de ciertos analistas con pretensión de cautivar a auditorios desinformados. En diferentes momentos políticos siempre emerge un país modelo a imitar para aprender de sus supuestas bondades. Esa posición desmerece las capacidades locales de generación de un sendero propio de desarrollo. El esquema de razonamiento es tosco pero convocante en el discurso dominante del espacio público: lo bueno está en el exterior y lo malo se encuentra en el ámbito local. Esa forma tan esquemática de abordar una cuestión complicada, como los modelos de desarrollo, inhibe la posibilidad de analizar la complejidad involucrada. Pese a la presencia de casos fallidos, que en el pasado fueron expuestos como ejemplos, ese enfoque de comparaciones livianas es reiterado por representantes del mundo empresario. Antes era Irlanda y España, que se derrumbaron con la reciente crisis europea y, a nivel regional, Chile, que pese a las mejoras continúa con los peores índices de desigualdad de Latinoamérica. Ahora, la estrella del mercado es Perú.

Un reciente libro del periodista y economista Julio Sevares (Por qué crecieron los países que crecieron de editorial Edhasa) analiza la experiencia de varios países. En general, la sabiduría convencional presenta recetas de aplicación universal con garantía de éxito. La historia demuestra lo contrario, señala Sevares, agregando que las condiciones para impulsar la prosperidad son diversas y no responden a “ninguna receta establecida ni dejan lugar para las fórmulas mágicas”. Cada una de las historias tiene “diferentes dotaciones de recursos, sistema político, ubicación geográfica y cultural”, apunta. La obra de Sevares permite inferir que hay decisiones clave para que un país crezca que no son precisamente las que mencionan los organismos internacionales ni las propuestas de grupos económicos locales. Uno de los denominadores comunes que el autor destaca de esos países fue la existencia de “elites decididas a promover el crecimiento apelando al poder del Estado y a la movilización de las voluntades mediante la promoción de ideales de progreso o de fortalecimiento nacional”.

Esta es una característica ausente en gran parte de la elite local, que hoy se expone en el elogio al modelo peruano para impugnar el sendero de crecimiento argentino. Esto es señalado, entre otros hombres de negocios, por el empresario automotor Cristiano Rattazzi. Cuando se observan las cifras de la macroeconomía de Perú resulta indudable que está transitando un ciclo de crecimiento acelerado y sostenido. Economistas y medios de comunicación de la city hablan del “milagro peruano” y la revista Forbes ubica a Perú entre los primeros lugares de un ranking sobre los mejores países para hacer negocios en América latina. Del mismo modo que la Argentina de la década del noventa, hoy el Perú de Alan García es la niña mimada de las finanzas globales por su política de apertura al capital extranjero y su estrategia neoliberal en materia fiscal y monetaria.

Algunos indicadores sobre la evolución de la economía peruana permiten una comprensión más abarcadora. Las robustas estadísticas de crecimiento que exhibe Perú tienen un motor destacado, con una potencia sólo equivalente al petróleo para Venezuela, en los elevados precios de las materias primas que exporta: minerales, productos agrícolas y de pesca. Cien empresas mineras provenientes de Canadá, Australia, Inglaterra, China, Estados Unidos y Australia operan en Perú. El principal producto de exportación es el oro, con despachos por 4369 millones de dólares en el período enero-julio de este año, y luego le sigue minerales de cobre con 3097 millones de dólares. Esas dos materias primas representan el 40,1 por ciento del total de las exportaciones peruanas.

El especialista Felipe Gálvez Condori publicó en el diario peruano Los Andes “La realidad ficticia: ‘el crecimiento económico del Perú’” la opinión del economista de Harvard Michael Porter, quien señaló que el crecimiento económico del Perú no se ha reflejado en beneficio de la mayoría de la población y que, de cierta forma, este crecimiento es un “espejismo” porque “las cifras en azul proceden del alza de las materias primas”. Gálvez Condori destaca que los problemas económicos y sociales de Perú “siguen siendo la baja productividad, la pésima educación, el deficiente sistema de salud, las debilidades en infraestructura física, la desigualdad social, la aplastante corrupción y el alto nivel de informalidad”. También rescata la opinión del filósofo, sacerdote y teólogo peruano Gustavo Gutiérrez Merino: “Contraviniendo la ley de la gravedad, aquí la economía cuando chorrea, chorrea hacia arriba. Sé que no somos de respetar mucho las leyes, pero al menos la de Newton habría que respetarla”. Para agregar que “se dice que el país crece, pero, ¿cómo están los pobres? Además el país crece porque la riqueza aumenta en quienes ya tenían muchas posesiones. El mundo de los pobres disminuye poco. A veces disminuye el índice de pobreza porque el crecimiento demográfico baja. Ciertas mejoras hay, indudablemente, pero seguimos con un grupo inmenso de pobres”.

Acerca de esa cuestión, la periodista peruana Milagros Salas publicó en “De la euforia oficial a la crítica activista”, en la agencia de noticias Inter Press Service (IPS), que en 1991 Perú registraba 23 por ciento de su población indigente, y en 2008 vivían en esa situación 12,6 por ciento de sus habitantes. En los últimos cuatro años este país redujo la pobreza total a 36,2 por ciento, lo que implica que 3,5 millones de personas dejaron de ser pobres. El Llamado Mundial a la Acción contra la Pobreza (GCAP, en sus siglas en inglés) elaboró un informe paralelo a partir de esas cifras oficiales y, si bien reconoce que Perú avanzó en reducir la indigencia, advierte también que en la población en general hay más hambrientos que dos años atrás y que en las zonas rurales este escenario se compara incluso al de 2004. De acuerdo a ese documento, elaborado por el economista Raúl Mauro, esto se debe a que las familias pobres pueden comprar ahora menos alimentos por la inflación internacional de los productos básicos, principalmente en las zonas más alejadas de la capital. Como en todo proceso político y económico existen matices y claroscuro, y el peruano no escapa a esa regla. Pero cuando el establishment lo muestra como el modelo a imitar encierra el deseo de regresar a las fuentes del neoliberalismo. Dani Rodrik, profesor de Política Económica Internacional en la School of Government de la Universidad de Harvard, ilustró en un documento, con un título nada inocente “Después del neoliberalismo, ¿qué?”, que los “países en desarrollo que han sido exitosos son los que siguieron sus propios lineamientos de política económica”. Rodrik destaca que esas estrategias “no necesariamente sirven para otros países, sino que cada uno debe diseñar senderos de desarrollo particulares”. Transitar ese camino en el debate económico sería más enriquecedor que la insistencia del establishment de castigar la autoestima nacional señalando un modelo de país idílico y, por lo tanto, inexistente sólo con el objetivo de regresar a las fuentes del neoliberalismo. En esa tensión que recorre hoy el escenario político mediático, Sevares ilustra en su libro con que “el atraso no es una maldición histórica, sino el resultado de acciones u omisiones deliberadas de las clases dominantes y, en alguna medida, de las sociedades que las sufren, pero que también las sustentan”.

azaiat@pagina12.com.ar

Fuente: Diario Página 12 (Argentina). Domingo 19 de septiembre del 2010.

Recomendado:

Análisis de la economía peruana por Michael Porter (Harvard Business School).

Neoliberales criollos, revolución capitalista y desnacionalización económica.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Los proyectos mineros y el manejo de recursos hídricos. La agricultura y minería ante la escasez de agua.

La disputa por el agua

El sur del país tiene un potencial minero excepcional por sus reservas de cobre, oro y hierro. Hoy la inversión de este sector supera los 10 mil millones de dólares en Arequipa, Moquegua y Tacna. Pero se trata de una actividad que no es posible desarrollar sin abastecimiento regular de agua, un recurso cada vez más escaso en esta zona del país debido a la disminución dramática de las lluvias. Lo poco que hoy cae del cielo o circula por sus ríos pretende ser reservado por los agricultores para sus cultivos. Las mineras están impacientes. Tienen paralizados dos proyectos claves (Tía María y Quellaveco). ¿Será posible un acuerdo?

Por: Juan Carlos Soto
La República/Arequipa

“Aquí nació Abimael Guzmán”, recuerda un pasajero. El valle de Tambo, en la provincia arequipeña de Islay, no es noticia nacional por los orígenes del líder de Sendero Luminoso. La fiera oposición de sus pobladores a la minería los puso en boca de todos, hasta del presidente García. El testimonio de esa oposición ha quedado en pintas y carteles que se distinguen entre los kilómetros 1049 y 1047 de la Panamericana Sur. La consigna es elocuente: “Agro sí, minas no”.

La neblina se arrastra por la carretera. Típico invierno costero. Islay forma parte de la cabecera del desierto de Atacama, una de las zonas más secas del mundo. Cae una garúa menuda a veces. El valle surge de milagro, del océano rumbo a la cordillera abriéndose paso entre los arenales. Sus once mil hectáreas afincadas en las orillas del río del mismo nombre se irrigan con aguas que nacen en las serranías de Moquegua y Puno y mueren en el mar. En el desierto, a dos kilómetros de los sembríos de arroz, caña de azúcar y otros productos de panllevar, Southern Perú Copper Corporation pretende poner en marcha su proyecto minero Tía María. Son dos yacimientos de cobre (Tía María y La Tapada) para extraer 120 mil toneladas de mineral al año. Los agricultores temen la contaminación y el agotamiento de las fuentes de agua dulce que demandará la mina en sus operaciones.

La pulseada con Southern tuvo episodios dramáticos. Dos audiencias públicas suspendidas a las patadas y paralizaciones que aislaron al sur por bloqueos en la Panamericana. En abril pasado hubo una huelga que solo fue posible levantar con un acuerdo que suspendió las operaciones de la mina hasta que se revise el estudio de impacto ambiental. Pepe Julio Gutiérrez, uno de los promotores de las protestas, denuncia que Southern no respeta la disposición e insiste en actividades que podrían volver a encender la mecha de la confrontación. Algo que es desmentido por la empresa.

Gutiérrez actualmente postula al municipio de Cocachacra por Fuerza Social (el partido de Susana Villarán). Le reprochan haberse aprovechado del conflicto social para lanzar su candidatura. Una crítica extendida a otros dirigentes que alentaron el rechazo al proyecto de Southern y ahora son candidatos.

El tema sensible en Islay es el agua, un recurso escaso en una zona desértica. En tiempos de sequía, Tambo muere de sed. Hace años libraron una disputa con Moquegua por el líquido, región con la que comparten la misma cuenca. Siguen esperando la construcción de una represa prometida por los gobiernos regional y central.

Southern requiere 7 millones de metros cúbicos de agua al año para separar el mineral de la roca estéril. La trasnacional quiso echar mano a una inmensa piscina subterránea alimentada por las malas prácticas de riego del valle. La explotación del acuífero era un arma de doble filo, dice el ambientalista Jesús Gómez Urquizo. “Quemas reservas que podrían explotarse en tiempos de escasez; además es probable que desde allí surjan manantiales del río Tambo”. Después de nadar a contracorriente y con torpeza, Southern, que proyecta invertir 934 millones de dólares, aceptó que el único camino posible es desalinizar el mar.

El vocero de la empresa, Guido Bocchio Carbajal, anunció que la empresa invertirá en una planta de tratamiento cuyo costo asciende a 50 millones de dólares. “No fue un capricho lo del agua del subsuelo; allí hay una inmensa reserva que incluso malogra las tierras por la humedad”, dice.

Condenados por el pasado

Sin embargo, la desconfianza persiste. En Cocachacra, el distrito que forma parte del valle, Raúl Zevallos, un agricultor dedicado hace 58 años a la labranza de la tierra, nos recibe en su casa. “Es imposible una convivencia entre la mina y la agricultura. No solo nos quitarán agua, también dañarán nuestros cultivos”, asegura desde el principio. El especialista Edwin Guzmán explica que esta desconfianza es consecuencia de los pasivos ambientales de Southern. Guzmán recuerda que en décadas pasadas los humos de la fundición de Ilo perjudicaron a Tambo y nunca hubo compensación. También menciona el desastre ecológico en Ite (Tacna), en donde en treinta años depositaron los relaves de las minas Cuajone y Toquepala. Con cargo de conciencia, la empresa recuperó la bahía con programas de mitigación.

En el distrito de Candarave, zona andina de Tacna, Southern explota más de 1,500 litros de agua por segundo para sus minas de Cuajone y Toquepala. El alcalde de esa jurisdicción, Mario Copa, afirma que esta sobreexplotación agotó vertientes naturales y desertificó 27 mil hectáreas de humedales.

Bocchio sostiene que no existe ningún estudio que avale esta tesis. “Son especulaciones de una autoridad en campaña. Que se haga un estudio y se demuestre ello”. Lo cierto es que Candarave, en 1998, eligió su camino. En una consulta vecinal sus habitantes rechazaron mayoritariamente la instalación de nuevos proyectos mineros.

Guzmán no cree que Southern repita estos hechos en Islay. Pero advierte el fracaso rotundo de sus relaciones con la comunidad.

No tuvo tacto para ablandar a la población. Lugareños y autoridades de la zona hablan de maltratos y arrogancia de la empresa.

Quienes se oponen a la minería se aferran a los resultados de una consulta popular en la provincia arequipeña. En esta participó menos de la mitad de la población y todos votaron contra la minería. Southern ha replanteado su relación con Islay e intenta acercarse con programas de capacitación para jóvenes y el proyecto de invertir 27 millones de soles en obras que requiere la provincia. El desenlace está por verse.

Moquegua, otra olla a presión

La semana pasada, cuatro mil manifestantes tomaron la sede del Gobierno Regional de Moquegua e intentaron incendiarlo. Una enardecida reacción para pedir la cabeza de los funcionarios del Proyecto Especial Pasto Grande (PEPG). La razón: haberle entregado la reserva hídrica del río Chincune a la compañía Anglo American Quellaveco.

Dicha empresa explotará un yacimiento cuprífero en la provincia de Torata. Para ello requieren 700 litros por segundo. El río en mención estaba destinado a la II etapa de Pasto Grande, que prevé irrigar las Lomas de Ilo y completar el abastecimiento de agua potable en esa ciudad portuaria. Martín Vizcarra, ex decano del Colegio de Ingenieros, advierte que no son antimineros y que solo le preocupa la disponibilidad hídrica para la agricultura. “A Quellaveco le propusimos una inversión de 25 millones de dólares en una represa de 80 millones de metros de cúbicos; con eso quedaría solucionado el problema”. El pleito llegó a Lima. Allá agricultores y dirigentes moqueguanos pelean para suspender la entrega del recurso a Quellaveco. El último fin de semana dieron un ultimátum: amenazan con protestas si no revocan esa decisión. En un comunicado, la compañía ha mostrado su predisposición al diálogo.

Hace diez años, Quellaveco pugna para conseguir la aprobación de sus estudios de impacto ambiental y la añorada licencia social.

Inicialmente pretendía satisfacer sus necesidades explotando agua subterránea de una cuenca llamada Chilota, pero el Ministerio de Energía y Minas rechazó esa opción para evitar el impacto ambiental en vertientes y bofedales. El yacimiento, en la cuenca del Tambo, requiere una inversión de 2,500 millones de dólares, casi tres veces más que Tía María. En esta misma cuenca hay otros proyectos como Los Calatos y la mina de oro Chucapata. Entre ambos superan los tres mil millones de dólares en inversión. Arequipa no se queda atrás. Se anuncia hallazgos de yacimientos de hierro, cobre y oro en Pampas del Pongo y el Zafranal. La pregunta clave es: ¿habrá suficiente agua para estos proyectos sin ahogar la agricultura? Con la deglaciación de los nevados y la drástica reducción de las lluvias en la sierra sur, la respuesta es obvia.

Es posible una convivencia

Edwin Guzmán
Ambientalista


El potencial minero del sur es fuerte. Sin embargo, hay una disputa por un recurso escaso: el agua. En esta discusión hay dos posiciones radicales. Unos apuestan solo por la minería y en otro bando están los antimineros, quienes piden el retiro de todas las compañías extractivas. La convivencia puede darse entre las dos actividades, pero la minería debe asumir un papel activo. Su preocupación no solo debe centrarse en la búsqueda de los recursos mineros, también del agua que usarán para explotarlo. El ejemplo de Cerro Verde es bueno (uno de los principales productores de cobre en el país). Contribuyó con la construcción de represas en Arequipa y nadie le hizo problemas. La fórmula debe ser: si la mina usa un metro cúbico de agua, debe poner tres metros cúbicos a disposición del agro y del consumo de la población. Es una utopía pedir el retiro de las minas. El canon se ha convertido en una fuente de ingresos para los gobiernos regionales y locales. Deberíamos preocuparnos por los informales, los más grandes contaminadores.

Datos

3,862 denuncios mineros se hicieron en Arequipa hasta abril del 2009. Esta cifra ubica a esta región como la más concesionada para la actividad extractiva.

5,000 millones de soles por canon y regalías recibieron las regiones durante el 2008, año del boom de los metales.

Fuente: Diario La República, suplemento "Domingo". 19 / 09 / 2010.

Recomendado:

La Tía María y la glocalización (Econ. Humberto Campodónico).

sábado, 4 de septiembre de 2010

La ley de pensiones de la seguridad social, el programa más popular en Estados Unidos: entre la continuidad y la privatización.

¿Está moribunda la seguridad social de EE UU?

Por: Carmelo Mesa-Lago
Catedrático de Economía y Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Pittsburgh (EE.UU).

Acaban de cumplirse 75 años de la promulgación de la ley de pensiones de la seguridad social, el programa más popular en Estados Unidos: basado en la idea de que el Estado debe garantizar la jubilación de todos los trabajadores, beneficia hoy a 43 millones de personas. Este programa está amenazado por un desequilibrio financiero futuro pero, aún más, por un nuevo intento de privatizarlo si los republicanos, aupados por el movimiento ultraconservador Tea Party, ganan la mayoría del Congreso en noviembre.

El informe de la Junta de Gobernadores de la seguridad social de 2010 ratifica que no hay una crisis inminente aunque, por primera vez desde 1983, este año el costo de las pensiones superará al ingreso por cotizaciones, debido a la recesión.

La Junta proyecta que la situación mejorará en 2011-2014, pero empeorará más tarde por el retiro de la generación de baby boomers, que reducirá el ingreso por contribuciones y aumentará los gastos (en 2040 habrá solo dos cotizantes por cada pensionado). Los déficits serán cubiertos por los intereses del fondo hasta 2024 y luego usando las reservas hasta que se acaben en 2037; después, las cotizaciones cubrirán el 75% de las pensiones hasta 2084.

Cuanto más se demore la reforma más costosa será una solución que envuelva varias medidas susceptibles de combinación. Una es subir el tope salarial anual de 85.000 euros para la cotización que favorece al grupo de altos ingresos; la segunda es incrementar el porcentaje de cotización sobre la nómina (un aumento de 1,6% en la cotización actual haría solvente el programa hasta 2084); la tercera es aumentar la edad de jubilación de acuerdo con el ascenso en la esperanza de vida en el momento del retiro, pero ya se está extendiendo gradualmente a 67 años; la cuarta es reducir las prestaciones (la que enfrenta mayor oposición), y una externa al sistema sería legalizar a los inmigrantes que se convertirían en cotizantes, como ocurrió en España.

Las elecciones primarias recién efectuadas no muestran un claro patrón, pero el Tea Party se ha anotado algunas victorias y los expertos vaticinan un bajón en el voto demócrata en noviembre. Irónicamente, las causas son heredadas de la Administración Bush: la crisis que amenaza con regresar, el alto desempleo que no ceja, una caída en la compra de las viviendas y las guerras, a pesar de la retirada planeada por Obama. En vez de apoyar una reforma consensuada bipartidista del sistema público de seguridad social, varios candidatos republicanos ya están desempolvando planes de privatización.

Bush la intentó en 2005, influenciado por el gurú neoliberal José Piñera, autor de la reforma bajo Pinochet, y de think tanks conservadores en EE UU, como el Instituto Cato.

Sabiendo que sería imposible una privatización total, Bush propuso traspasar parte de la cotización sobre la nómina (exceptuando a los trabajadores más viejos) hacia depósitos en cuentas individuales de retiro, como las que existen en nueve países latinoamericanos. Aunque el plan era vago, dicho traspaso provocaría la pérdida de un tercio del ingreso del sistema público, adelantando su desequilibrio y forzando al Gobierno a financiar el déficit. El intento fue derrotado.

Pero la solución radical, deseada por los ultraneoliberales, es el cierre total del sistema público de pensiones, como hicieron Chile, Bolivia, El Salvador, México y la República Dominicana en 1981-2003, generando altísimos costos fiscales. Tras 30 años de privatización en Chile todavía dicho costo es superior al 4% del PIB y se predice será más del 3% en 2040, 60 años después de la reforma. Ello se debe a que al cerrar el sistema público este se queda sin cotizaciones pero con todas las pensiones en curso de pago y con las obligaciones futuras, lo que provoca un déficit inmediato. El Estado carga con ese costo y, además, con la garantía de las pensiones mínimas en el sistema privado y el financiamiento del valor de las cotizaciones aportadas al sistema público por los afiliados que se pasan al privado.

Chile palió el costo fiscal con dos decenios de crecimiento económico sostenido y una prudente política fiscal que generó superávit presupuestario, a más de la inversión de una minoría del fondo privado en títulos de deuda pública. Pero otros países latinoamericanos no adoptaron esas políticas, sufrieron déficit presupuestario y presionaron a las administradoras privadas de pensiones para que invirtieran la gran mayoría del fondo en papeles de deuda pública, quedando a expensas del Gobierno. Así ocurrió en Argentina que, para ayudar al pago de la deuda exterior, cerró el sistema privado en 2008 y pasó sus 9,5 millones de afiliados y 24.000 millones de euros al sistema público, sin adecuadas garantías.

Otro problema de la privatización es que transfiere la responsabilidad del Estado a la persona, porque los fondos en las cuentas individuales se invierten en la Bolsa de valores y quedan sometidos a los vaivenes del mercado. En 2008, el peor año de la crisis financiera global, el valor del fondo privado de Chile cayó un tercio, debido a que buena parte de la cartera estaba invertida en acciones nacionales y emisiones extranjeras, las más afectadas por el desplome bursátil. El fondo chileno ya recuperó lo perdido e incluso excedió el valor precrisis, pero los que se retiraron durante la crisis recibieron una pensión disminuida. Otros países no han sido tan exitosos y la amenazante segunda recesión provocaría otra caída del fondo y de las pensiones.

Obama ha advertido a los privatizadores: "Lucharé con todas mis fuerzas para parar a los que quieren jugar en Wall Street con vuestras pensiones". También ha prometido resolver el desequilibrio futuro de la seguridad social sin privatización, pero para ello necesita en noviembre mantener la mayoría en el Congreso y ganar un segundo mandato. Si el Tea Party y el neoliberalismo triunfasen, sería la "crónica de una muerte anunciada" de la seguridad social.

Fuente: Diario El País. 04/09/2010.


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Surgimiento del Tea Party (Partido del Te).

sábado, 7 de agosto de 2010

"Estados-región" y "ventana de oportunidad" en el Perú actual.

La nueva geografía económica del Perú

En una década, que coincide con una década de democracia, ha aparecido un país nuevo. Como todas las grandes transformaciones, incubado en más tiempo que una década, pero es en ella cuando se ha consolidado y hecho visible.

Hace muchos años, Luis Alberto Sánchez escribió un libro que llamó Perú, retrato de un país adolescente. ¿Es éste país nuevo, otra vez, un país "adolescente", o es uno más maduro? Algunas de sus características serían: Primero, ser un país básicamente urbano, cuya población se concentra en unas diez ciudades principales.

Segundo, un país de crecientes clases medias. Esto es algo que, a mediados de esta década, los estudios del Banco Santander habían señalado para toda América Latina: las clases medias comenzaban a ser más que las clases bajas.

Tercero, a diferencia del pasado, en que el crecimiento se "quedaba" en Lima y lo que se producía en provincias eran "enclaves", ahora el crecimiento se dispersa, se distribuye, y las provincias se tornan económicamente activas. El ejemplo más dinámico es el corredor norte Chimbote-Tumbes.

Kenichi Ohmae fue quien llamó la atención sobre la emergencia de "Estados-región", zonas que eran menos que un Estado-nación pero más que una simple comarca. El ejemplo más llamativo es Guangdong y el delta del río de la Perla, del que forman parte Hong Kong y Macao. Otro es el eje Monterrey-Texas. O el eje que abarca Helsinki en Finlandia (sede de Nokia) hasta Tallinn, en Estonia. O la conexión Vladivostok-Vancouver-Sapporo, que el Financial Times cree que podría ser un "centro neurálgico" del Pacífico.

¿Podría nuestro eje norte crear una sinergia industrial con Manaos? ¿O nuestro sur, con energía suficiente, un polo tetra-nacional que incluya el altiplano boliviano, más Acre y Rondonia en Brasil y, a largo plazo, el norte chileno? ¿Qué necesita, o qué necesitan en general los Estados-región para florecer? Dado que no pueden ser demasiado pequeñas, necesitan una masa crítica de población. Luego, que esa población tenga "pisos" suficientes de educación. Asimismo, caminos, puertos y aeropuertos, que sirvan de "rampas" de entrada y salida de la producción. Conectividad.

Si no tienen esas "infraestructuras", no pueden "despegar". No pueden competir en el mundo. Porque -esto es algo que los líderes locales no perciben siempre- nuestras ciudades no compiten con otras de nuestras ciudades, ni siquiera con las ciudades cercanas de países vecinos. Compiten con el mundo.

Porque el mundo también cambió completamente esta década. En 1990, de una población mundial un poco mayor a los 5 mil millones, menos de mil millones vivían bajo alguna forma de economía "abierta". El 2000, mientras la población había subido a unos 6 mil millones, vivían en economías abiertas por lo menos 4 mil millones, dos tercios del total.

El Perú tiene algunas cartas para esa competencia. Macroeconomía razonable; una economía bastante plana, con múltiples tratados de libre comercio; una inversión familiar en educación que se parece tal vez más al Asia que al resto de América Latina.

¿Pero cómo saltamos de una economía basada tan mayoritariamente en materias primas, a una basada en la industria, la tecnología, la innovación, el conocimiento? Es decir, ¿cómo pasamos de sectores de rendimientos "decrecientes" a sectores de rendimientos "crecientes", sostenibles, y virtualmente sin límites? Producir materias primas no es algo necesariamente nocivo: véase Noruega. Pero por una Noruega, ¿cuántas Nigerias hay, que nadan simultáneamente en petróleo y miseria? ¿O cuántas Zambias, llenas de cobre, y desolación? La nueva geografía económica del Perú podría producir en las provincias zonas extraordinariamente creativas, que agreguen valor agregado a sus recursos naturales. Por ejemplo, siderurgia donde, como en Andahuaylas, haya hierro (y gas cerca). O Petroquímica, donde haya o llegue gas, como en Ilo, Moquegua. O joyería, para no ir más lejos, donde haya oro, como en la sierra de La Libertad. Y muchas otras transformaciones que agreguen valor a la "renta natural".

Eso debería ir sumado a un "escalamiento" de la educación. Muchas ciudades (es el caso de varias del norte) tienen ya muchas universidades, pero necesitan mejorar la educación que dan, a la vez que asociar su oferta educativa a la estructura de producción de sus zonas de influencia. ¿Dónde están los centros de investigación para etanol, o biocombustibles en el norte? Parte del empuje hacia las nuevas direcciones las da, naturalmente, la mano invisible del mercado. Pero los casos exitosos en el mundo muestran que se requiere también una dosis alta de intervención pública, de ser posible en asociación con el sector privado. Requiere una visión, un plan, liderazgo; en otras palabras, requiere política.

Estamos ante una extraordinaria "ventana de oportunidad". En el lado externo, por un lado, con el "tirón" causado por el Asia, que puede prolongarse por lo menos otra década. En el lado interno, por otro, esa ventana está sostenida por una estructura demográfica "joven", situación que, cuando cambia, frena a los países.

En su historia, el Perú perdió, no una sino varias veces, las ventanas de oportunidad que se le presentaron. El guano tal vez sea el ejemplo más patético de ese despilfarro. Por tanto, no podemos asumir que esta vez será diferente. Pero tenemos muchas posibilidades que lo sea. Y que estemos en la víspera de un tránsito a otro nivel de desarrollo.

La geografía económica que aparece es una de las plataformas para consolidar ese futuro, y crear un país más descentralizado, más igual, con más oportunidades para todos.


Fuente: Diario Correo. Domingo 18 de Julio del 2010.

domingo, 23 de mayo de 2010

El modelo económico neoliberal desnacionalizador y el cuestionamiento al razonamiento dicotómico Estado-Mercado.

La economía nacional de mercado (Parte I)

Por: Félix Jiménez
Economista Ph.D. y Profesor Principal de la PUCP.

Es inverosímil que para algunos economistas la crítica al modelo neoliberal peruano sea considerada como un rechazo al mercado, y que los críticos de ese modelo sean calificados como enemigos del mercado. Esta incapacidad de razonar también se revela cuando escuchan hablar de nacionalizar la economía o nacionalizar las actividades estratégicas, es decir, de ponerlas al servicio del interés nacional. El propósito de este artículo es invitar al lector bien intencionado a participar en un debate que trascienda el razonamiento dicotómico Estado-Mercado y despliegue su curiosidad por estudiar los temas del desarrollo.

El modelo económico neoliberal es desnacionalizador

El modelo neoliberal aplicado al Perú desarrolla un circuito económico desnacionalizador. Bastaría señalar que la caída de la tasa de crecimiento de 9.8% en 2008 a 0.9% en 2009, revela la desconexión de nuestra economía con sus mercados internos o su fuerte dependencia con lo que ocurre en el mercado internacional. Esto es historia conocida, pero no parece suficiente. ¿Por qué es desnacionalizador?

Primero, porque la versión neoliberal del modelo exportador aplicado aquí (que es distinta de la versión exportadora de los países del Asia), no considera el desarrollo de los mercados internos. Deja de lado los factores de demanda interna y hace énfasis en el minimalismo estatal, en consonancia con la teoría neoclásica del comercio internacional y del crecimiento económico. Para esta teoría el mercado autorregulado es eficiente, las distorsiones en el mercado son originadas por la intervención del Estado y los países comercian porque tienen distintas especializaciones beneficiándose del comercio si cada uno produce y vende lo que sabe hacer relativamente mejor.

Segundo, porque, a diferencia de lo que ocurrió en los países asiáticos, orienta el desarrollo fuera de los mercados internos, creando en su lugar enclaves que no tienen conexiones con la economía interna y no toma en cuenta los intereses de la comunidad nacional de la sierra y la selva del país.

Tercero, porque su focalización en las exportaciones, dadas las condiciones de las que se parte, genera comportamientos ventajistas en la competencia internacional mediante la supresión de los derechos de los trabajadores, el mantenimiento de salarios reales estancados, la imposición de contratos de estabilidad tributaria que lesionan la soberanía nacional, y la desatención de los costos medioambientales de la explotación de recursos primarios. Piense el lector en Cocachacra, en Majaz, en Bagua o solo en La Oroya; y piense, asimismo, en las exportaciones no tradicionales que basan su competitividad en mano de obra barata y de baja calificación.

Finalmente, porque privilegia las inversiones extranjeras en la actividad primaria exportadora que vende en los mercados externos, en lugar de promover el crecimiento de la demanda interna en consonancia con un aumento diversificado de la oferta productiva. El modelo exportador neoliberal no permite aprovechar internamente los frutos del progreso técnico o los aumentos de la productividad a favor del interés nacional.

La economía nacional de mercado

Hay que “nacionalizar” esta economía. Hay que centrar el desarrollo del país en la expansión de los mercados internos que ya existen y en la creación de otros nuevos, es decir, hay que desarrollar una economía nacional de mercado. Esto no significa autarquía ni estatismo. Significa basar las ganancias de competitividad en aumentos de productividad y no en ventajas absolutas naturales y en el cholo barato. Las ventajas competitivas se logran conectando la economía con la geografía y la demografía, diversificando el aparato productivo para basar estas ventajas en rendimientos a escala con costos unitarios decrecientes que favorece el comercio intraindustrial. Pero también significa institucionalizar políticas de generación de ingresos y demanda interna para sostener el crecimiento.

Hay que construir capacidad productiva industrial, agroindustrial y agropecuaria (oferta), y simultáneamente desarrollar la demanda interna para asegurar el uso de esa capacidad. Además, la demanda interna que se sostiene en el tiempo estimula nuevas inversiones para expandir y diversificar la capacidad productiva. Desde esta perspectiva, las exportaciones son necesarias para solventar las importaciones y hacer sostenible el crecimiento económico; y, en este caso, las ganancias de competitividad están garantizadas por la expansión de los mercados internos.

¿Cómo se construye una economía nacional de mercado?

Primero, facilitando el desarrollo de capacidad empresarial nacional; segundo, desarrollando instituciones y espacios de política para generar establemente demanda interna e ingresos, vinculando el corto con el largo plazo; y, tercero, con un nuevo contrato social que asegure la democracia republicana.

Por razones de espacio solo trataremos el primer punto. La creación de capacidad empresarial nacional está asociada a la expansión de la inversión privada nacional o local; pero esta, a diferencia de la extranjera, enfrenta restricciones de mercado interno, de financiamiento y de capital humano y tecnología. La restricción de mercado se supera con inversión en infraestructura económica y social, a lo largo y ancho del país. La restricción de financiamiento se logra con un mercado de capitales en soles, profundo y líquido, sustentado en un mercado secundario de deuda soberana en soles, a distintos plazos, para generar tasas de referencia para las emisiones privadas. Por último, la restricción de capital humano se logra con una reforma educativa para facilitar la movilidad y adaptabilidad de la mano de obra, con inversión en investigación y desarrollo, y con vínculos institucionales con la industria y las empresas para definir contenidos curriculares que hagan fluido el tránsito hacia el mercado laboral. (Continuará).

Fuente: Diario La República. Dom, 04/04/2010

Recomendados:

La economía nacional de mercado (Parte II)

La Economía nacional (parte III)

La Economía Nacional de Mercado (IIIb)