lunes, 27 de diciembre de 2010

Análisis de la relación entre población de Cajamarca y la empresa minera Yanacocha.

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Oro de Cajamarca
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Por: Antonio Zapata (Historiador)

La minera Yanacocha se constituyó en 1992 y actualmente lleva casi 20 años explotando el mayor yacimiento de oro de Sudamérica. Situada a pocos kilómetros de Cajamarca, el volumen y antigüedad de sus operaciones define un caso emblemático del modelo de desarrollo impulsado por la gran minería. Aunque la profunda y creciente desigualdad, evidente a simple vista, impide que Cajamarca se desarrolle como capital regional en expansión sostenida.

Además, la situación política es muy compleja. Si bien el poder económico se concentra en la empresa minera y la elite local casi no cuenta, el poder político, por el contrario, ha sido ganado por un grupo de izquierda, el MAS, conducido por Gregorio Santos. Se trata de un líder campesino, comunero y rondero, partidario de la zonificación a escala regional, definiendo zonas donde la minería quede excluida, dejando campo libre a la agricultura y ganadería, tradicionalmente poderosas en la región.

El problema comenzó cuando Yanacocha definió su operación como un enclave. Las necesidades de la empresa se compran en Lima, el comercio y la producción local casi no proveen insumos para su operación. Frente a uno pasan camiones cargados de todo, conduciendo desde maquinaria sofisticada hasta agua potable para el consumo del personal. Yanacocha es una cápsula perfecta, aislada del mercado local.

Por otro lado, tampoco ha creado ningún eslabonamiento productivo. Siendo la mayor mina de metal precioso en Sudamérica, se podría imaginar que la región se hubiera transformado en la joyería del oro por excelencia. Pero, no hay siquiera una artesanía significativa ni una marca “Cajamarca”. Yanacocha no ha capacitado artesanos ni ha generado una línea de crédito para impulsar operaciones. Nada. En Cajamarca el oro no se siente. Pudiendo ser la capital de la joyería peruana más refinada, no evidencia siquiera intención de conectar la mina con la producción local.

La misma relación negativa se presenta con el desarrollo agropecuario. Yanacocha no ha favorecido la aparición de proyectos innovadores ni impulsado la quesería artesanal, que se encuentra en fuerte expansión gracias a nuevos mercados. Por el contrario, las operaciones de la mina constituyen un fuerte estrés para la naturaleza y el medioambiente. Incluso, sus trabajadores laboran tres semanas seguidas y luego descansan 12 días en sus casas. El personal no necesariamente es local, sino que algunos viven en Lima, temporalmente alojados en campamentos concebidos como hotel. Así, hasta la mano de obra es parcialmente foránea.

En suma, la mina deja poco para la región. Ni compra ni vende localmente, tampoco apoya la agricultura y la ganadería, que efectivamente ofrecen empleo a la población. Su principal contribución es vía ingresos, pero disminuida, porque parte de su población laboral, tanto gerentes como trabajadores, viven saltando entre la región y sus verdaderos lugares de residencia.

Casi lo único que Cajamarca retiene es el impuesto bajo forma de canon. Esa estructura tributaria inclina el poder hacia la empresa, que impone su voluntad sobre una elite local muy disminuida. Pero, el triunfo del MAS redefine la situación y pone el acento sobre los actores políticos, que estarán sometidos a fuerte tensión en el futuro inmediato.

Para el nuevo presidente regional el desafío será cómo lograr un consenso, que extienda el beneficio de la minería a la economía regional en su conjunto. El reto de la empresa será cómo dialogar sin atropellar. Debido a la trascendencia de esta problemática, las decisiones que adopten los actores cajamarquinos tendrán impacto nacional. Ahí se juega el futuro del país minero que somos. ¿Qué dirán los candidatos presidenciales?

Fuente: Diario La República (Perú). Mié, 08/12/2010.

Recomendado:

Yacimiento minero podría contribuir al crecimiento económico de la región, si se maneja adecuadamente.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Construcción de una economía menos dependiente del exterior: Endogenizar la fuente de generación de demanda e ingresos.

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Rodrik, Porter y Cade: Competitividad y estrategia de desarrollo (final)

Por: Félix Jiménez (Economista Ph. D. y Profesor de la PUCP)

Las estrategias supply side de diversificación productiva para exportar hacen depender el crecimiento de la economía de un factor exógeno: la demanda externa. No son estrategias de crecimiento endógeno. Al igual que en el modelo primario exportador, la fuente de demanda y, por lo tanto, del crecimiento, no se encuentra dentro de la nación, sino en los mercados externos. De aquí se deduce que la estrategia de desarrollo que tenga como propósito la construcción de una economía menos dependiente del exterior será la que busca endogenizar la fuente de generación de demanda e ingresos, es decir, que busca situar dicha fuente al interior del país.

El modelo de inversión que perpetúa el subdesarrollo

La teoría del desarrollo nos enseñó que, en países como el nuestro, la orientación de la inversión determinada por el mercado no asegura la construcción de una capacidad productiva, diversificada y tecnológicamente homogénea. Por eso se le asigna un papel al Estado, distinto al que tienen en los países industrializados. Pero hay más. Desde que nuestros países se incorporaron al capitalismo mundial, sus inversiones estuvieron jalonadas por la inversión extranjera. Desde el inicio, entonces, las restricciones a la expansión de la inversión nacional no son las mismas para la inversión extranjera. Esta última viene con su propio financiamiento, cuenta con mercados seguros y no tiene problemas de capital humano. Se dirige a la producción primario exportadora y, recientemente, a la producción de servicios de alta tecnología con mercados internos cautivos (como la telefonía y el sistema bancario).

Este modelo de inversión no pudo ni puede resolver, entonces, los problemas estructurales de nuestra economía: la desarticulación sectorial y la heterogeneidad tecnológica de su aparato productivo, la desconexión de la economía con la geografía y la demografía del país, y las secuelas de estos problemas: la informalidad, el subempleo, el predominio de sectores terciarios de baja productividad, la notable desigualdad en la distribución de los ingresos y la pobreza de parte importante de la población.

La inversión nacional, fragmentada y de magnitud individual mucho menor que la extranjera, participa en este modelo de crecimiento en condiciones de subordinación. Por ejemplo, en el esquema neoliberal de Alan García la inversión extranjera es la que supuestamente desencadena la inversión en el país. Con el mismo espíritu desnacionalizador de Haya de la Torre, quien refiriéndose al papel del capital extranjero decía que el imperialismo es la primera fase del capitalismo en el Perú, Alan García dice: “Envío cartas a todas las empresas del mundo. He recibido a 1,600 empresas. (…) Lo que hay que hacer es detonar la gran inversión (extranjera) para que arrastre a la mediana y a la pequeña inversión, no al revés”.

Hacia una economía nacional de mercado

Alan García, como Rodrik y Porter, no imagina la posibilidad de desencadenar endógenamente la inversión y el cambio técnico. Opta por el recurso fácil de mirar hacia afuera y no hacia adentro.

Ahora bien, mientras no cambien las condiciones en la que se desenvuelve la inversión privada nacional, las empresas –micro, pequeñas y medianas– que orientan su producción hacia los mercados externos (exportación no-tradicional) y que producen con bajísima productividad seguirán buscando ganancias de competitividad abaratando el costo del trabajo (salarial y no salarial) y demandando regímenes tributarios y crediticios especiales.

El Estado, un nuevo Estado, debe generar las condiciones de mercado y financiamiento para que la inversión privada nacional se expanda por todo el país. Esta es la estrategia de desarrollo de una Economía Nacional de Mercado, cuyo objetivo es centrar la fuente de generación de demanda e ingresos al interior del país. Tres son los elementos decisivos para desencadenar la inversión privada local: el desarrollo de mercados internos con inversiones en infraestructura económica y social que conecten la economía con la geografía y demografía del país; el desarrollo del mercado de capitales y el cambio en su marco regulatorio incorporando modalidades de financiamiento de mediano y largo plazo para pequeñas y medianas empresas; y una revolución educativa que haga énfasis en el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación.

El desarrollo de los mercados internos y las nuevas modalidades de financiamiento darán lugar a aumentos endógenos de la productividad y, por lo tanto, de la competitividad. Pero como se trata de una estrategia de desarrollo de una economía abierta, el tipo de cambio debe administrarse para reforzar el papel de la demanda en la creación y expansión de mercados internos, y también para promover el crecimiento de actividades de producción de transables o exportables.

A modo de conclusión

Desarrollar la Economía Nacional de Mercado es una nueva forma de nacionalización económica, no solo porque endogeniza la fuente de generación de demanda e ingresos sino también porque opone a la idea de mercados financieros sin límites nacionales –impuesta por la globalización neoliberal– el uso soberano del instrumento cambiario, el control del flujo internacional de capitales especulativos y el desarrollo del mercado de capitales en moneda nacional para apoyar la expansión de los mercados internos.

Fuente: Diario La República, revista "Domingo". 19/12/2010.

Recomendado:

La Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI) Vs. La Estrategia de Promoción de Exportaciones (EPE).

jueves, 9 de diciembre de 2010

La Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI) Vs. La Estrategia de Promoción de Exportaciones (EPE).


Rodrik, Porter y Cade: Competitividad y estrategia de desarrollo (II)

Por: Félix Jiménez
Economista Ph. D. Profesor de la PUCP.

Rodrik y Porter privilegian el mercado externo sobre el interno. Sitúan la fuente de demanda en el exterior. Sus estrategias, como la de la CEPAL, no incluyen la generación de un circuito nacional de demanda.

Sustitución de importaciones y promoción de exportaciones

La estrategia cepalina de industrialización por sustitución de importaciones (ISI), con protección del mercado interno, era lógicamente incompleta: hacía énfasis en la construcción de una oferta industrial diversificada, pero no explicaba la fuente ni el tamaño de la demanda interna. Su agotamiento y crisis en los años 1970 no condujo a superar esta carencia sino a mirar hacia los mercados externos.

Por esos años, Corea, Taiwán, Singapur y Hong Kong adoptaron la Estrategia de Promoción de Exportaciones (EPE) que consistía en sustituir importaciones, pero para una demanda bien identificada: la de Estados Unidos. El Estado dirigía la inversión hacia la construcción de capacidad productiva industrial para una específica demanda internacional y no para el consumo interno. Esta estrategia incluía: apertura con Estados Unidos; difusión y transferencia de tecnología; inversión extranjera directa, principalmente de Estados Unidos; alta acumulación de ahorro e inversión (bajo consumo privado); inversión en capital humano; y, por supuesto, ninguna preocupación por la distribución del ingreso. La estrategia fue impuesta por gobiernos dictatoriales, con una modalidad empresarial mixta.

Promoción de exportaciones y Consenso de Washington

En los años 1990 la estrategia EPE se incorporó a las políticas del Consenso de Washington, agregándole los tratados comerciales para concentrar las ventas en determinados mercados externos (Estados Unidos y/o países de la OCDE). Hoy los países subdesarrollados compiten entre sí por estos mercados, desmantelando los estándares regulatorios del mercado de trabajo, de los regímenes tributarios y del medio ambiente, con un Estado más subsidiario que interventor.

Hubo matices en su aplicación. Los países de tamaño pequeño (como Irlanda, Portugal, Chile, Nueva Zelanda y Finlandia) abrieron sus mercados para especializarse e integrarse a la economía mundial mediante el impulso de sus exportaciones. En el lado opuesto están China e India que efectuaron reformas con énfasis en su sector exportador, pero sin descuidar el desarrollo de sus mercados internos.

La crisis de la estrategia exportadora

La estrategia EPE no es aplicable a escala global. La aparición de China reveló su fragilidad: desplazó del mercado de EEUU a los cuatro tigres asiáticos y a Japón. La participación de los cuatro tigres se redujo de 15.4% que alcanzó en 1988 hasta el nivel que registró en los 1970 (9.4%).

Igual suerte correrán los países subdesarrollados: unos ganarán participación a costa de otros. Pero, mientras compiten entre sí por una porción de demanda de los países industrializados, estos últimos optan por crecer exportando a costa de la demanda interna de «sus vecinos». Por lo tanto, los países subdesarrollados no pueden mejorar sus estándares regulatorios sin perder competitividad con sus pares, ni pueden expandir sus mercados internos por la penetración de las exportaciones de los países industrializados. En esta era de la globalización, el desarrollo y el subdesarrollo siguen siendo las dos caras de una misma moneda.

Fuente: Diario La República (Perú). Jue, 09/12/2010.

Recomendado:

Modelo primario exportador, reindustrialización e intervencionismo.

Modelo primario exportador, reindustrialización e intervencionismo.


Rodrik, Porter y Cade: Competitividad y estrategia de desarrollo (I)

Por: Félix Jiménez
Economista Ph. D. Profesor de la PUCP

Las recientes visitas de Dani Rodrik (a la PUCP) y sobre todo de Michael Porter (a la CADE) han dado lugar a una aparentemente vasta corriente de opinión entre empresarios y políticos en contra del modelo primario exportador y a favor de una reindustrialización del país (que todos entienden como agregar valor a los insumos o materias primas, que algunos entienden como diversificación productiva por oposición a la producción especializada en productos primarios y que otros entienden como la diversificación económica mediante desarrollo de clusters –concentración geográfica de empresas– con activos e instituciones especializadas en determinadas áreas de actividad). Esta es la manera –la estrategia, nos dicen– de aumentar la competitividad. Llegado a este punto se agregan medidas que le darían viabilidad. Así, se menciona que el trabajador esté bien educado y saludable, que se genere confianza entre trabajadores y empresarios, que haya relaciones fluidas entre la actividad privada y el Estado, que haya inversión en infraestructura, y que el marco institucional para promover el desarrollo de los negocios sea estable y eficiente. Y, si a todo esto se agrega la estabilidad macroeconómica, entonces estamos, nos dicen, “frente a una nueva agenda, llamada de la competitividad”.

Cuando se olvida, lo viejo aparece como nuevo

Esta estrategia no es nueva. La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) decía que nuestras economías (la periferia) tienen estructuras productivas tecnológicamente heterogéneas (con significativas brechas de productividad) y un vector de exportaciones especializado y concentrado en productos primarios. Pero decía más. Que el libre comercio con países (el centro) con estructuras productivas tecnológicamente homogéneas y con un vector de exportaciones diversificado de bienes manufacturados perpetúa el subdesarrollo, con sus consecuencias negativas sobre la distribución del ingreso y el empleo de calidad.

La solución que proponía la CEPAL era la diversificación productiva mediante un proceso de sustitución de importaciones conducido por el Estado. En otras palabras, para desarrollarnos la CEPAL proponía, al igual que Rodrik, el cambio estructural interno de la economía; pero, a diferencia de este, el cambio debía ser conducido directamente por el Estado, con participación directa del Estado. Para Rodrik es suficiente que los cambios sean propugnados “por el nivel político más elevado”. Por su parte, Porter propone desarrollar clusters sobre la base de nuestros “recursos naturales abundantes y de la amplia biodiversidad y ecosistemas”.

Como se comprenderá, por lo dicho hasta aquí, en teoría del desarrollo, hemos vuelto, por la ley del péndulo, (iba a decir, hemos retrocedido) al mismo sitio. Como en el país de la Reina, en Alicia a través del espejo, hemos corrido tanto para permanecer en el mismo sitio. Ambas propuestas privilegian el lado de la oferta (creación de capacidad productiva diversificada). Los economistas dirían que tanto la CEPAL como Rodrik y Porter son supply siders. Sus propuestas dejan de lado el papel de la demanda. La oferta crea su propia demanda. Puesto que la creación de capacidad productiva es también creación de empleo (de calidad dicen algunos) y como se otorga importancia significativa al papel de la educación, la estrategia –dicen– asegura el camino hacia la igualdad.

El papel del Estado y del comercio en las estrategias supply side

Las estrategias mencionadas se diferencian solo por el papel que le otorgan al Estado y al comercio internacional. El Estado Cepalino es proteccionista y también empresario, mientras que el Estado de Rodrick es más intervencionista que el de Porter, aunque en este último el Estado debe participar en la elección de los sectores en los que debe impulsar la formación de clusters. Por otro lado, para la CEPAL el comercio libre no produce desarrollo, para Rodrik no hay evidencia robusta que permita afirmar que el libre comercio es favorable al crecimiento y desarrollo. En cambio, para Porter, la desregulación y la liberalización del comercio son elementos importantes en su estrategia por la competitividad.

Un hecho que hay que resaltar, sin embargo, es que Rodrik, a diferencia de la CEPAL, no renuncia al control o administración del tipo de cambio, ni, por lo tanto, al control del capital especulativo. La apreciación cambiaria afecta la competitividad de los productores del país favoreciendo a los productores extranjeros. Es difícil, dice Rodrik, generar empleo en un entorno en el que la moneda esté sobrevaluada.

El sentimiento de culpa por el olvido de la demanda

Es verdad que el uso del tipo de cambio, en una economía abierta, es fundamental para estimular la producción de transables internacionalmente. Pero este instrumento de política no es suficiente para lograr el desarrollo. Rodrik parece darse cuenta de que la creación de oferta productiva diversificada requiere, para ser utilizada, de demanda efectiva. Lo mismo ocurre con Porter. Ambos, por lo tanto, como ha ocurrido con los neoliberales proexportadores, miran hacia los mercados externos. La demanda interna para ellos es un by-product.

Fuente: Diario La República (Perú). Dom, 28/11/2010.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Exportaciones no tradicionales: infraestructura, prácticas no competitivas y flujos de comercio exterior.

Desafío exportador no tradicional

Por: Germán Alarco Tosoni
Investigador CENTRUM Católica

El crecimiento de las exportaciones no tradicionales de las últimas décadas ha sido meritorio. Estas permanecieron relativamente estancadas en la década de los ochentas, para saltar en los noventas de poco menos de mil millones de dólares hasta US$ 6,160 millones en el 2009, teniendo muchos factores en contra. El tipo de cambio real, con base 2005, cayó dramáticamente de poco más de diez soles por dólar americano a menos de tres soles. La incursión en los mercados internacionales no fue simple y se enfrentaron –y enfrentan– severas restricciones en las diferentes etapas de las cadenas logísticas del comercio exterior. Estas exportaciones no son la panacea, pero conjuntamente con la actividad emprendedora son los elementos del modelo económico que a muchos nos interesaría mantener y potenciar.

Problemas en las cadenas logísticas

Las cadenas logísticas se pueden concebir como una red compuesta por una serie de empresas, relacionadas entre sí, que participan en cadenas productivas desde el aprovisionamiento de los insumos hasta la entrega del producto o servicio al consumidor final. El grado de complejidad de la estructura de una cadena logística depende de la cantidad de miembros que la componen, de las dimensiones de la red y de los distintos eslabones o enlaces existentes. Las dimensiones estructurales se pueden clasificar en horizontales (etapas del proceso) y verticales (número de proveedores o clientes en cada etapa). Los problemas de competitividad surgen en cada una o en todas las etapas de las mismas, dependiendo del producto de exportación.

Hay problemas generales y específicos. Entre los primeros destaca la insuficiencia en la infraestructura portuaria. Salvo el Callao, en el resto del país se trata de muelles, ya que sería excesivo denominarlos como puertos. La infraestructura ferroviaria no se encuentra al nivel de abandono de los años ochenta, resultado de la inacción gubernamental y del terrorismo. Sin embargo, más de diez años de gestión privada tampoco ha significado la ampliación de su capacidad. Las mejoras son marginales. Las carreteras, aún IIRSA Norte y Sur, siguen siendo básicamente de dos carriles (a excepción de los 100 km al norte y sur de Lima). Asimismo, las condiciones en que se produjeron las primeras concesiones no fueron óptimas. Las numerosas adendas a los contratos de concesión afectan la legitimidad de los concursos realizados. Luego de las diversas renegociaciones, en realidad pudo haber ganado cualquier otro concursante. Estas modificaciones también desalientan la participación de las empresas más eficientes, afectan el bienestar de los consumidores y el desempeño sectorial.

No vamos a mencionar los problemas para productos específicos, pero la inexistencia de líneas aéreas de carga internacional regulares y la presencia de prácticas no competitivas en el transporte aéreo internacional tienen un impacto negativo sobre las exportaciones de espárragos y otros productos agrícolas. De igual forma, en el mercado del transporte marítimo internacional, a través de buques portacontenedores, hay barreras a la entrada, pocas empresas ofertantes y prácticas no competitivas que generan sobrecostos para los exportadores. Las líneas navieras internacionales eligen a las terminales de almacenamiento y a los maniobristas de la carga. En síntesis, los problemas se pueden agrupar en tres categorías. Los asociados a la insuficiencia de infraestructura, equipamiento y calidad de los servicios responsabilidad del gobierno, las empresas concesionarias, los operadores y prestadores directos de los servicios a los usuarios finales. Un segundo grupo vinculado a la problemática de concentración y prácticas no competitivas y, en tercer lugar, de naturaleza más técnica, los desbalances estructurales en los flujos de comercio exterior.

Exportaciones socialmente responsables

Los problemas económicos de los países desarrollados son serios y afectan negativamente a estas exportaciones. Sin embargo, hay que procurar que las exportaciones no tradicionales crezcan. Estas deben realizarse bajo una perspectiva de responsabilidad social empresarial amplia. La competitividad espuria basada en remuneraciones reducidas o regímenes salariales laxos no es sostenible. Hay que crear empleos de calidad. La agroexportación debe ser incluyente, asociarse con los agricultores de economía campesina y otras formas asociativas para redistribuir el ingreso. No debe desplazarse a las otras formas de propiedad, ni concentrar tierras y recursos hídricos. Los productores agrícolas para la exportación y los biocombustibles no deben olvidar la necesidad de mantener determinados equilibrios que preserven la seguridad alimentaria del país.

La ruta de mantener el modelo económico sin cambio alguno no es buena para las exportaciones no tradicionales. La caída del tipo de cambio real y la enfermedad holandesa pueden destruirlas. La presencia de altas tasas de interés y elevados márgenes de intermediación financiera las afectan. Encarecer la infraestructura de transporte a partir de las asociaciones público-privadas o mejorarla solo marginalmente no es un buen camino para elevar la competitividad. El desarrollo de estas exportaciones requiere de más recursos fiscales para aplicarlos a la mejora de la infraestructura, de las articulaciones productivas, generación de mayor valor agregado y contenido innovador, apoyar la creación de mercados y frenar prácticas no competitivas. Ante este panorama, les corresponde a los exportadores no tradicionales definir de qué lado de la balanza deberán inclinarse: a favor del cambio o en defensa del statu quo.

Fuente: Diario La República, Revista "Domingo". 05 / 12 / 2010.
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